Por la mañana con la intención de construir una muralla de lodo y varas, para salvar los pudores y las voces de ponzoña, me ampolle las manos; mientras el sol iniciaba su entrenamiento de vigilancia diario, terminando hasta que me llego el sol a la cara me di cuenta que esto era inútil, simplemente al levantar la mirada estabas tu desmoronando la muralla, con un nuevo argumento, que sobre las rendijas de la barda me entregaste con los labios, luego con tu pelo enredaste mi cuerpo mas cómplice que victima y ya envuelto en sudor, ví como mi cuerpo y pensamiento atravesaban intactos la muralla y quedaban colgados de las púas la incertidumbre y el miedo de perder.

Hoy estoy cierto que la próxima vez no voy a construir una muralla de lodo y varas ni ladrillos, para alejarte. En todo caso hilare una fuerte cuerda para no dejar ir tu recuerdo