No sabía cómo hacerlo, el viento golpeaba demasiado fuerte y la carpa estaba lejos. Al fin se atrevió y contra viento y todo salió de la suya. Hace días que le miraba en el río, todas las tardes que se la había encontrado esplendorosa tomando el sol como una campestre cualquiera, con sus largas trenzas negras al viento y su trajesito blanco, con ese escote que lo volvía loco.
El viento no le dejaba avanzar, sin embargo tenía que llegar allá. Pasó volando una carpa y escuchó el llanto de un niño. "Qúé día, y menos mal que es verano". Su papá le había dicho que el Sur era así pero él sólo quería probar lo que era acampar. Y justo se cruzó con el temporal.
Estaba seguro que aquella era la carpa ya que muchas veces la había visto entrar allí, sin embargo entre tanto viento, no distinguía demasiado el terreno. Al otro día tenía que partir y había dejado pasar quince días en que la habría podido tomar y decirle la loca pasion que le encendía. Pero la cobardía, la inseguridad no se lo habían otorgado. Logró divisar el toldo no más allá de diez metros, sin embargo se le hacía difícil el acceso puesto que tres carpas obstaculizaban el camino, y el viento que no paraba. Avanzó lo que pudo pero ni rastros de la carpa, era como que estaba girando en círculos, de pronto se había perdido, y ya nisiquiera sabía dón de estaba la suya, y el viento que no paraba.
Se encontró de pronto con el río, no podía estar tan lejos porque aquella roca estaba frente del camping.
Siguió el sendero paralelo al río pero no había rastros del camping, y el viento volvía cada vez más fuerte a aquel río. No paraba de lamentarse, puesto que nisiquiera conocía a la chica, sólo le encendía esa loca pasión tan extraña de la que quedó prendido aquella primera noche en que la vió, toda de blanco con sus trenzas al viento y con esa mirada refulgente que lo había prendado. De pronto creyó ver el camping, pero debía buscar por dónde subir, miró el río para saber a qué altur estaba, pero el viento no dejaba ver nada, de pronto sobre el río, la vió a ella, a la niña de trenzas largas y negras con su traje blanco y sus ojos refulgentes, no podía creerlo. Le sonrió.
Despertó en su carpa con Sergio a su lado: ¿Qué te pasó? fuiste al baño y te encontré durmiendo al lado de la carpa". Estaba atónito, simplemente no podía creerlo. |