"...y no le abrí la puerta, golpeaba como un tonto, pero no le abrí la puerta...no me pregunte porqué señorita, simplemente no le abrí la puerta...si, venía borracho como siempre, borracho de sueños, borracho de amores, pero yo no le abrí la puerta, es que Manolito se podía enterar....
¿Cómo me dice?, no po señorita, si él me quería, y todavía me quiere, pero cuando anoche vino, no le abrí la puerta no más, y no me siga preguntando... si él me ama, desde pequeñitos cuando jugábamos a la mamá y al papá, pero al juego inocente, a ese de cuando uno no sabe leseras todavía.
Si no le abrí fue porque no quise, porque yo ahora soy una mujer casada y cada noche que él viene, golpea hartas veces la puerta, como antes, pero ahora manolito se puede enterar y yo soy una mujer fiel po', por eso no le abrí la puerta..."
Y mientras la Señora Ana daba su monólogo sola en la blanca habitación, el atardecer ya se veía tras las ventanas del siquiátrico. |