La cama palpitaba casi como en el acto mismo, mi cabeza lo provocó...
La mente lo exacerbaba, veía la sangre correr por mis manos y mi pecho y aun así sentí que era un sueño. La realidad totalmente distorsionada de mis ojos a su aliento. Su mirada me aterro, gritaba misericordia, estruendoso terror en sus pupilas.
Cuando reaccione ya no respiraba y su cuerpo yacía junto a mis pies.
El despertar empapado fue una señal de una mala noche mientras caminaba descalzo por el baño para beber un baso de agua trataba de recordar el sueño, nada palpable pero era tan real. El espejo me reflejo tras un rato y el rojo de la sangre broto de mi camisa.
¿Qué era eso?...
¿Qué había ocurrido?
Viaje al instante, la sangre callo de mi mano hasta el suelo, enloquecí Francisca ya no gritaba y tan solo me pedía perdón, ¡¿por qué no la escuche?!. Siquiera sus labios que pasaban de rojos a morados pudieron detenerme. No era yo, la obsesión y la rabia se apoderaron de mi cuerpo y en ese instante todo giro, giro, giro, giro...
¡Tantas vueltas que no puedo detener!... Francisca, Francisca... ¡Francisca despierta... MIERDAA!
Caí al suelo en cuclillas mientras con la cabeza gacha sollozaba mil frases q no puedo recordar. Mil historias sin principios ni finales que sucumbieron ante un cuerpo lleno de aquel liquido vital.
Francisca ya no respiraba y su corazón ya no latía mientras yo solo quería volver a creer que todo había sido un mal sueño.