Por medio de un gustoso placer por el amor a los vientos me encuentro hoy aquí de pie frente alas montañas de problemas que acompañan mi canto.
Hay de mí que siendo pues mal de este me conservo tal como féretro.
Aleluya es el grito de mi alma pues siente que toca su pecho el techo. Y aunque no es cierto ella lo da por hecho.
Hay de mí que no ve más por el cuestionamiento de mi dícha y la improvisa como fuere parte de lo que no híere.
A mi diestra el son de esperar eso que sin más se queda pero se va.

Sigo en pie y aunque no se mueven, los andes y cordilleras de mi tierra se vuelven contra mi, preciosa mañana que al despertar te vi sonreír.
Aun así por aquí no paso tal cosa y que cruel ha sido mi esposa de esposar.

Sueños despojos y embrujos, de pesares y cantares, de lucros y sepulcros.
Esta encrucijada mas no es de lo que ya tú has de ver, sígueme y encontraras esa respuesta que anhelas, sí de pesares se te congelan sin sabores, pétalos de rosas quizás desglosan eso que sin ver está y que partir no de lecho sin no del pecho. Pues ya lo he dicho mi alma sale del pecho.

Mente fría aparente causa y soltura de Maria que ahora me enclaustra.
No siendo pesadilla lo doy por una que real me tienta y suelta me extienda su mano.
Oh, tu que viviste mas allá de lo que ser humano común vivió, siento decirte que mi pesar no es mas que un anhelo de llorar.

Consiénteme yo te diré que es lo que debes de hacer mientras el lloriqueo de mi pesar no sea más de lo que tú me puedes negar.
Ahora dulce melodía del monte yo aquí te muestro mi corazón ahora muéstrame tú…