Un relojito de primavera
Que lleva manantiales almíbar en su centro
E intensos rubíes incrustados
Marca el tiempo preciso de actuar
De soltar las mariposas
Rojas, azules
Verdes de alegría
Y fucsias de ensoñación

Entonces, las muy ufanas
Con sus alas esculpidas en mil colores
Arriban rumbo al infinito
No escuchando el tictac presuroso de su ruego
Y cuando su vuelo se hace tan alto
Que sus alas se queman con los rayos lunares
El relojito triste, melancólico, pero altivo
Da doce campanadas cual carillón de catedral
Determinando el momento del deceso.