Treinta y dos años no es suficiente. Con la calva prominente sobre el entrecejo, el higado inflamado por aquella enfermedad que en la niñez lo arranco cuarenta dias de la escuela, de todos los rincones de la casa donde se pudiera jugar, y de la compañía eterna de su hermana mayor quien estaba condenada a tenerlo pegado como a una sanguijuela. HEPATITIS. Pero todo aquello paso hace mucho tiempo, su hígado hoy estubo abocado a soportar la tortuosa tarea de depurar cuanta bebida blanca, negra, roja, o espumante este disponible dentro de la amplia gama del arco iris artificial que un enfermo alcohólico tiene dentro de su mundo. Pensar que ambas cosas eran correlativas, me refiero a la calva y el alcohol, le erizaba los pocos pelos que le quedaban. El médico," Mi médico " como solía llamarlo ( me pregunto como se atrevía a decirlo como si fuese naturalmente suyo ) le había anticipado que se encontraba en las postrimerías de su buena salud. No obtante, no había motivo alguno que le alejara la mano del vaso cuando las cosas no estaban bien. Eso si, el tipo era un caballero, borracho pero de pie. Ni una mueca de dolor, ni un rasguño, ni un zigzagueo...Hubieron de llegarle todas esas cosas juntas años mas tarde. Lo grave del caso es que Juan de Dios, era de esas personas que no tomaban para olvidar solamente, el tener trabajo le abria las posibilidades vitivinicolas jamas soñadas por el mas ferviente enólogo. Vinos de los mejores, los mejores champagns, exelentes wiskies, pero seguia mal "Don Juan" como le decian quienes lo respetaban. Tambien tomaba de los peores vinos, y en los mejores momentos tanto como en los peores. Digamos que nunca mereció la categoría de curda, rango al cual se llega con la fama pero no con la botella. El curda, a mi modo de ver, es un tipo simpático, que entrado en copas se mueve con gracia, se hace dueño de la palabra, haciendola correr a través de sus labios, como el arma de doble filo jamas mejor manejada. La risa del curda nos es mas que el altar; el ícono que Juan de dios jamas pudo lograr...Pobre Juan. Murio de un ataque al hígado, no lo pudo soportar, fue un cólico que lo tubo dos días retorciendose en su cama, en su lecho de muerte. Tan triste fue su historia que ni siquiera llegó a saber un día, que el mundo lo necesitaba. Ahí quedaron sus botas, impecables, recien lustradas como para incorporarse luego de la batalla que su cuerpo o su mente librara la noche anterior con ese orripilante fantasma del coma, el cuco de los que toman hasta pasar los límites, el coma alcohólico. Sin embargo estaba acostumbrado, un mareo pensó Juan, ya se me va a pasar, como siempre, es lo normal le oí decirle en vos baja a su esposa " Ema " mientras hacia arcadas que terminaban en hediondas gotas verdes de líquidos biliares, gastricos, digestivos... Podría seguir pintando esta página con los mismos colores que Don Juan acostumbraba a preparar dentro de su vaso, pero no haría otra cosa mantener viva la llama de un espíritu que nunca pudo alcanzar un cuerpo propio, y se vio extinto por el tinto, valga la redundancia. Lo sabido es que " Don Juan " fue un amante del sexo opuesto, aunque con poca suerte...del resto de su vida se han tejido varias hipótesis. Nunca se se supo nada. Querido don Juan, espero que hayas alcanzado la paz, y que tu nube de alcohol, se haya esfumado, y te encuentres rodeado de un coro de angelitas con arpas y violines, vestidas de sirenas para vos. Salúd, Tu hijo juancito.