Hoy una compañera de clase presentó un ensayo de la estupidez, era un trabajo que todos teníamos que hacer para filosofía; consistía en escoger un artículo de un diario y luego analizarlo, el tema era libre. Ella presentó su tema; “la estupidez”, el cual me pareció muy interesante, uno habla de que fulano es estúpido pero nunca sabe a ciencia cierta de qué se trata. Pensé que su artículo me ayudaría en algo, es decir, de mis treinta y cinco compañero, ¿cómo ninguno iba a exponer algo realmente interesante?, así que me dispuse a escuchar atentamente.
Ella comenzó a hablar, era sencillo su discurso, decía que la estupidez era de tal o cual forma, e incluso daba ejemplos de gente que actuaba estúpidamente. El primer ejemplo era de un tipo que había ido a un cementerio, y en la entrada había visto un letrero que decía: “prohibida la entrada a vendedores ambulantes”, a lo que el tipo se había preguntado ¿y dónde van a ver sus muertos los vendedores ambulantes?, ella hizo ademán de explicar el por qué de esta pregunta, pero era demasiado obvia, y el profesor le dijo: “si se entiende, continúe”. El siguiente ejemplo consistía en una pareja que pensaba que, si mientras tenían relaciones sexuales, pensaban en algún cantante famoso, músico, o científico, el hijo adquiriría las aptitudes del personaje en cuestión. Mi compañera afirmó que esto era estúpido, pues lo que se piense en el momento no tiene nada que ver con la genética, es algo que se da, por cuestiones biológicas.
Luego de seguir con unas frases sueltas que no me explicaron mucho, concluyó su exposición y se fue a su asiento. El profesor la hizo regresar adelante y le preguntó: ---¿tiene algo que ver la genética con la estupidez?
- No, por supuesto que no- contestó ella.
- Tome asiento – dijo el profesor.
El mejor ejemplo de estupidez lo tuve frente a mis ojos por cinco minutos.
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