Inicio / Cuenteros Locales / La_columna / Historias de la vida (de la columna de los lunes de Carloel22) por Meci
HISTORIAS DE LA VIDA
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Las calles lucen solitarias, mientras el día se despierta con demora. Aún las tinieblas no se han disipado, cuando ella asoma con impaciencia la cabeza por la ventana, la escarcha en los tejados brilla como preludio del frío invernal y el silencio continúa su ronda impasible. Dispuesta a iniciar su mañana abre las portezuelas de par en par y aparece como todos los días de cara al mundo que ella conoce. Respira profundamente, se acomoda en el taburete envejecido y pasea su mirada vigilante por cada espacio de la calzada. No puede perder ningún movimiento, nada debe pasar desapercibido. Una ráfaga de viento frío le hace meter la cabeza entre el abrigo que cubre su cuerpo, pero no distrae su atención. Su mirada está fija en la puerta del frente, que en unos instantes será abierta por la mujer rolliza que desde hace años sirve en aquella casa. Sonríe complacida, pues sus cálculos son exactos, la mujer gorda ha salido de la residencia en pos del pan para el desayuno, ahora el guardia de seguridad cruzará la avenida hasta alcanzarla y conversarán entre carcajadas y secreteos. Frunce el ceño y achina los ojos, como intentando atender una conversación que no llega a sus oídos, pero que imagina y hace suya, como todas las que recogerá a lo largo del día.
Aquella ventana con la anciana que parece pintada a la fachada de la casa, es famosa entre la gente del barrio. Mucho se ha dicho, sobre la mujer que pervive junto a los años en la misma rutina diaria. Unos dicen, que asomada espera al amante que le prometió volver por ella, otros aseguran que enloqueció de soledad y hay quienes pregonan que es parte de la historia fantasmal del caserón que habita.
Lo cierto es que la soledad es una bella moza, cuya presencia se disfruta a plenitud, mientras el alma es joven y fresca, pero con los años se avinagra y con agudeza nos recuerda a cada instante el desamparo. Quizás por ello, antes que el día se despierte, la anciana huye de su inseparable compañera y sale en busca de historias ajenas que llenen sus horas y contempla impávida una vida que no se atrevió a seguir. Sufre con el dolor de los mendigos que al igual que ella, sobreviven apostados en las esquinas, se ríe con la alegría de las criaturas que juegan entre los árboles del parque adyacente, suspira con los enamorados y lleva en orden y cronología las costumbres de las almas que habitan el mundo aledaño a su mirador. Cuando el sol ha concluido su recorrido cotidiano llegando hasta la cima de las montañas. Justo con las primeras estrellas que titilan en el cielo, se corren los visillos de una ventana y detrás de ella, se detiene la vida de la anciana.
Las historias se tejen de ida y se destejen de vuelta, la existencia está llena de ellas y cuando el hilo corre y el ovillo de desliza, van naciendo los relatos, junto al milagro de apropiarse de la vida y de consumirla segundo a segundo, en vez de contemplar su paso desde una gris y solitaria ventana.
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Texto agregado el 04-07-2005, y leído por 268
visitantes. (8 votos)
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Lectores Opinan |
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16-07-2005 |
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Hermosa historia de vida y tratándose de vos, no podía esperarse menos. Es muy raro que quien está viviendo y mamando de la vida cada instante, cada momento no pueda llegar como tu llegas no pueda observar como tú observas cada cosa, cada historia. Eres vida y sabes mirar interiormente. MIs estrellas que como digo siempre no las necesitas, las dejas ya iluminando el texto. Un beso fuerte y gracias por subirla. Pedro. carloel22 |
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07-07-2005 |
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La vida se teje de ida y se desteje de vuelta... o se teje, siempre se teje, hasta lograr un largo tapete que tapice el sendero por donde andamos y por donde andarán los que nos sigan. Del arte de tejer, de dar el punto sin deslices, de trenzar con delicadeza, de realzar el dibujo, de todo ello, dependerá la armonía del andar futuro. Un gran abrazo y enhorabuena por la columna. neus_de_juan |
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05-07-2005 |
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Preciosa aunque triste historia que nos habla de la soledad. Es un tema algo complicado pero nos has pintado genial el texto.
He mirado por la ventana, junto a la anciana, la vida de otras persona, la verdad, prefiero vivr la mía.
Me ha encantado leerla.
Un saludo de SOL-O-LUNA |
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04-07-2005 |
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Tu narrativa tiene el sabor de leyenda. De hecho tu personaje parece salido de algun libro del siglo dieciocho, pero no, lo paradójico es que es actual. La soledad, como bien dices, es una hermosa compañera cuando los años lucen, pero a medida que se deslustran, ésta empieza a morder el alma. Sin embargo diré en descargo de la soledad que depende del tipo de alma, hay algunas que tejen a esas horas paisjes de gran belleza, otras haran lo contrario, echaran al mundo la pestilencia de sus corazones. Otros más se consumiran con el rumor, el chisme, o serán vitimas del vicio.
La soledad duele, pero puede ser un espacio para la creación..
un abraazo y un beso
rubén sendero |
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04-07-2005 |
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Una anciana y su historia, que escondida detrás de un visillo, al terminar el día, ha compartido vivencias de su entorno. No sentí, en su descripción que ella espere lo que todos murmuran, más bien creo así como dices " las historias se tejen de ida y destejen de vuelta ", son historias que " lo que dicen y lo que no dicen " van andando y desandando, puede ser que la anciana solitaria, solo espera el final de su jornada, alegrando su corazón a diario, viendo jugar los niños en una plaza o recordando sus romances en la imagen de jóvenes enamorados. Muy hermoso texto, con excelencia narrativa, mis cinco estrellas. Ignacia |
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