La rana albina y la Zorra
Un día mientras una pequeña rana albina gozaba de un refrescante charcal, se le acerco una zorra que quería beber agua, esta al ver a tan curioso y raro animal en el bebedero, quiso poner a prueba su tan reconocida astucia.
Pensó, si hago una serie de pruebas a esta rana, de seguro se rajara en todas, pues las ranas son todas unas tontas.
Se acerco a la rana y le susurro al oído, hola hermosa e ingenua rana, me gustaría probar su habilidad de astucia.
A lo que la rana le contesto muy cortésmente, por supuesto doña zorra, cumplido que usted me ofrece.
Que tonta, pensó la zorra, no tiene ni idea de lo que le espera. Empecemos entonces de una vez, dijo le zorra a la rana que la observaba muy detenidamente.
La zorra fija su mira hacia el horizonte, como si afianzara su vista en algo en especial, se puso muy rígida y menciono, señora rana podría usted adivinar lo que estoy viendo.
La rana guarda un poco de silencio, observo muy bien a la zorra y le contesto, por su puesto que sí doña zorra.
Si es así entonces dígame que es, pregunto la zorra.
¡Nada!...le respondió la rana.
La zorra rompió su postura en mil carcajadas, diciendo entre risas, yo también contestaría lo mismo si tuviera la mala vista que usted tiene, y prosiguió riéndose.
La rana albina, sonríe como quien se sabe muy segura de su respuesta y menciona, si usted en verdad hubiera fijado su mirada en un objeto en especial, no hubiera movido la cola tan frecuentemente como quien busca ganar tiempo y sus ojos hubieran permanecido muy quietos, por lo cual resulta imposible que usted hubiera puesto toda su atención en un solo objeto.
La zorra impresionada por tal actitud y respuesta de la rana, hizo caso omiso de su hazaña y le propuso en cambio otra prueba, esta tenía un propósito diferente y buscaba ser más difícil aun.
Haremos otra prueba más difícil, dijo la zorra a al rana. Esta ves si adivinas que es lo que estoy pensando, aceptare con reverencia que es mas inteligente que yo.
Así fue que doña zorra, se sentó entre sus patas traseras, cerro los ojos y empezó a mover la cola de un lado al otro, mientras intentaba no dar muestra de su satírica sonrisa.
La rana le observaba muy detenidamente, detallaba cada gesto con mínima precisión, luego cerró los ojos e imagino lo que podría estar pensando si ella fuera una zorra.
En pocos instantes la rana sonrió y abrió bruscamente los ojos mientras mencionaba, se exactamente lo que esta pensando doña zorra.
La zorra entre abrió los ojos y dijo, ¡haber, haber!, veamos que fue lo que adivino la rana.
La rana le contesto muy segura de su respuesta, usted doña zorra pensó que yo era una rana muy tonta.
La zorra nuevamente sorprendida, no hizo ningún aspaviento ni uso excusa alguna, mas bien prefirió preguntarle como lo hizo, a lo que la rana le contesto, usted imagino que si yo veía mover su cola, imaginaria lo mismo que le mencione hace un rato, suponiendo claro, que usted pensara que yo era una tonta rana, esa idea le hizo sonreír su victoria antes de tiempo.
La zorra no menos que sorprendida, le hizo otra pregunta, como es posible que usted siendo una simple rana haya podido superar mi propia astucia, la rana contesto, la respuesta es simple y salta a la vista, míreme ¿que soy?, una rana una rana blanca, contesta la zorra.
Exacto doña zorra, usted con toda su astucia no pudo detectar lo difícil que es vivir en un mundo verde cuando se es clara mente blanco…esto me ha llevado a tener que ser muy observadora, estudiar muy bien tanto a amigos como enemigos, desde tiempo inmemorables este a sido uno de los pilares de la supervivencia. Tanto e aprendido que no necesito dar un gran salto para ver los caballos y jauría de perros de caza que vienen en esta dirección, pues la vibración del suelo húmedo donde nos posamos así me indica eso.
La zorra estupefacta, mira cuidadosamente hacia atrás y efectivamente observa a lo lejos una jauría de perros muy grandes, con acompañantes a caballo que seguían el rastro de la zorra.
Así y sin pensar en despedirse, la zorra corrió por su vida y la rana hacia su charcal.
Carlos Alberto Diaz Reales
Marzo 09 del 2005
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