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Inicio / Cuenteros Locales / bin-laden / Autobiografía (Parte I) Por Bin Laden

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Recuerdo el día en que nací, voltee mis ojos hacia atrás y vi a mi madre, empapada en sudor y con las piernas abiertas para permitir mi salida. Esa imagen marcó mi vida, me dije: "quiero parecerme a mi mamita". Por eso uso barba.

Mi infancia transcurría como la de cualquier niño musulmán. La escuela, la mezquita y luego a casa. Pasaba los momentos de ocio en los jardines de nuestra mansión en Arabia Saudita. Mi distracción favorita era lanzarme flatulencias en los agujeros de los hormigueros y ver como salían despavoridas las hormigas; muchas de ellas morían asfixiadas antes de llagar a la salida. Esa fue mi primera experiencia con gases tóxicos.

Después intenté ir un poco mas allá. Cierto día que estábamos en la mezquita, en la acostumbrada posición adoptada para orar, es decir, de rodillas y con la retaguardia en alto, lancé otra de mis bombas biológicas. Había aprendido a hacerlo en silencio por lo que el Mulah y los demás presentes jamás supieron quien fue el culpable de que aquella sesión de oraciones acabara de una manera tan abrupta. (Descubrí que los dátiles son un buen combustible para mis bombas biológicas) Pero bueno, eran solo cosas de niños comparadas con lo que me esperaba.

Luego inventé un juego muy divertido. Hacía aviones de pergamino, los incendiaba y los lanzaba contra los graneros. Era divertido ver a los bomberos corriendo por las callejuelas de la ciudad. Un día uno de mis aviones de pergamino incendiarios fue desviado por el viento y enfiló hacia mi enredándose en mi cabello. Desde entonces uso turbante. "Debo perfeccionar este juego", me dije. Algún día lo retomaré.

Cierta tarde paseaba por el mercado y al pasar cerca de la zona ocupada por los contrabandistas la ví... estaba envuelta en un manto, pero mis ojos no podían alejarse de ella, era la más bella, la mas sublime, la mas maravillosa, amor a primera vista... Me dije: "Ha de ser mía". Desde ese día empecé a ahorrar para comprarla, mi AK-47, el arma con la que soñaba todas las noches.

Recuerdo que cuando alcancé la mayoría de edad mi padre me dio el dinero que me faltaba y pude comprarla, desde entonces no nos hemos separado ni un instante. (Ver "Mi AK-47" del mismo autor)

La primera vez que la usé fue fantástica!, acabé con una caravana de 50 camellos en menos de 1 minuto. Luego tuve que esconderme en las montañas pues los beduinos me buscaban para matarme. Luego de semanas de búsqueda infructuosa decidieron olvidar el asunto, cargar sus mercancías al hombro e irse al oriente.

(Continuará...)

Bin-laden 14/10/2002

Texto agregado el 11-09-2003, y leído por 234 visitantes. (0 votos)


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