Al hurguetear el viejo
baúl de mis ausencias,
caen suaves, languidas
sobre mi viejas historias.
Tantos desencuentros,
tanto desamor
hasta de loca furia,
egoísmos, mutuos reversibles.
Mirando hoy la historia,
veo las notables diferencias
inconmensurables,
del amor que me das,
del amor que te tengo.
Después de vadear el río
por ultima vez, espero
veo frente a mi,
los campos verdes,
la montaña lejana,
pero al estirar la mano,
la toco, la acaricio
como si fuera cercana
y alcanzable a la vez.
Abro mis dedos esperanzados,
veo con mucha alegría
como abrís los tuyos,
amada mía,
y entrelazadas manos
y verde la mirada,
estiramos el tranco
en pos de la montaña.
Que nos llama, nos espera,
nos protege del viento
nos da la vida, tuya, mía
feliz y eterna, enamorada,
con el sociego de las cosas
idas, con las urgencias,
del amor de otoño.
a la montaña y a vos,
yo ya estoy yendo.
PEP. |