Universidad de Miskatonic, en Arkhan, Nueva Inglaterra. En la puerta trasera de la biblioteca, reputada como una de las más completas en libroc exóticos, una figura embozada drataba de forzar la cerradura. Los movimientos algo grotescos, como si su constitución física le impidiera realizar las flexiones de miembros que son normales en el ser humano, realzaban su aspecto extraño. Haciendo palanca con un extraño artefacto de acero bifurcado y poniendo todo el peso de su cuerpo en un extremo la puerta cedió a sus esfuerzos con ruido de maderas destrozadas, disimulado, en parte, por la tormenta que se había desatado sobre la ciudad.

El extraño merodeador parecía conocer la disposición general de la biblioteca ya que se dirigió sin vacilar hacia la sección de escritos antiguos. Era ésta una pequeña habitación colmada de libros y manuscritos, algunos de rara y extraña procedencia, los cuales estaban vedados a los lectores que habitualmente concurrían a la biblioteca y que pocos estudiosos requerían para su consulta.

Al entrar en la habitación su mano se dirigió hacia la perilla de la luz y una repentina claridad inundó esa sección del edificio. Raudamente encaminó su pasos hacia una vitrina cerrada con una fuerte cadena en la que se encontraban los más preciados, extraños y repugnantes manuscritos, los que no eran considerados aptos para su lectura por profanos y para su apertura era necesaria una autorización escrita del Decano de la institución.

Rompió a golpes la puerta del mueble y sus ojos recorrieron los estantes.

Allí entrevió títulos raros y siniestros como El Culte des Goules del Conde d'Erlette, el siniestro Necronomicon del árabe loco Abdul Alhazred, en la traducción del griego realizada por Olaf Wormius, el Libro de Dzyan de Lulio, los fragmentos del Texto R'lyeh y de los Manuscritos Pnakóticos, Polygraphia de Trithemius, la segunda parte, jamás editada del Libro de los Condenados de Charles Fort, Los cantos de Döhl, legendaria leyenda de Klarkash-ton, el extraño y aterrador De Vermis Mysteriis de Ludvig Prinn, Thesaurus Chemicus de Bacon, El libro de Eibon de Luven-Kerapf, La cábala de Saboth de Ech-Pi-El, y muchos otros más, que recorrían toda la gama de literatura oculta y de antiguos misterios.

Su mano acariciaba los lomos encuadernados en tela y cuero, algunos con raros grabados y otros con gruesos cerrojos de hierro, como si estuviera íntimamente compenetrado con su contenido. Gruñidos de decepción se escapaban de su boca al pasar estante a estante y no encontrar lo que buscaba.

Se dio vuelta con decepción y de repente, en un sitial de honor encontró lo que lo había llevado allí. Rompió la cadena que sujetaba al libro, de grandes hojas apergaminadas y tomándolo en sus brazos se dirigió hacia la salida.

Los guardias nocturnos que, alertados por la luz, se habían hecho presentes, se abalanzaron sobre el ladrón, éste trató de forcejear pero la superioridad numérica pudo más que su fuerza y fue fácilmente reducido a la impotencia.

FINAL 1: Para los que recién conocen a Lovecraft.

Cuando se lo llevaban, el libro cayó de sus manos y el haz de luz de la linterna de uno de los guardias lo iluminó. Era Caperucita Roja.

FINAL 2: Para los ya iniciados.

La figura se retorció y su cara quedó a la luz. Los guardias dieron un paso atrás y uno de ellos sacó su pistola. La cara, de ojos saltones y cutis escamoso, no era de este mundo y el libro que llevaba, Invocaciones a Dagón, al ser consultado por los especialistas de la Universidad, aclaró su oscuro y sorprendente linaje.

Gracias H.P.L.