Todo se desmoronaba en su interior cuando escucho la voz al
otro lado del teléfono, en principio no reacciono, no quiso entender las palabras que salían de las cuerda vocales de la persona que había al otro lado de la línea, las palabras que atravesaron la línea y entraron en su oído traspasando su tímpano y llegando a lo mas hondo de su alma.
Pero era cierto, no era una broma, ni un cruce de líneas, conocía muy bien la voz y sus lagrimas se convirtieron en lagos a sus pies.
Esa voz le mandaba un mensaje de adiós, de lejanía prematura, de olvido absoluto.
Desconsolado y triste se miro al espejo y se vio como hacia tiempo no se veía.
Toda una vida se le paso delante de el, todo un cúmulo de desesperación se precipito hacia el,
Estaba cansado y viejo, cansado y vacío, cansado…
unió en un ultimo esfuerzo todas las energías que le quedaban, y se dirigió hacia la puerta dejando atrás la casa que le había atado durante tanto tiempo, sin mirar atrás, sin pensar en nada mas que en escapar, huir de todo lo que ahora mismo le comprimía y se dirigió al puente que cruzaba el pequeño pueblo donde vivía.
Allí se quedo hasta que vio salir la luna, esa luna a la que había hablado tantas veces y jamás había tenido respuesta.
Esa noche fue la última en la que vieron a Diego,
Desde entonces dicen que cuando la noche esta despejada hay una nueva estrella que brilla al lado de la luna.