Entre tus palabras agonizo
pero se llena mi alma de felicidad.
Las voces secas que te rodean
me queman
entre tus palabras
a la distancia.
Y tu voz cruza el mar,
una voz lejana que me susurra
acordes tibios que tocas
en tu piano
de lágrimas amargas.
Te abrazo con las olas
de un océano azul y cansado
y mando palabras
grabadas a fuego
en la botella
como en aquellos días,
que la sonrisa era fuego
y el fuego, la agonía.
Y las palabras
se arrastran con el mar
hacia ti,
recójalas sin miedo
y lee mi alma
hablándote en tu idioma
y en tu calma.