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EL GATO DEL EDIFICIO
Grande es el gato que se pasea por el umbral
trepando silencioso por cristales y techumbres
deslizando sus extremidades con pausada elegancia
al acecho del territorio en que ha hecho su morada
Me mira en alerta lamiendo sus garras
como si de pronto amenazara mi rutina
desplazándose de un lado a otro en vigilia
a la espera del diario plato de leche tibia
Comido y descansado con una siesta incluida
estira su anatomía en un acto plástico envidiable
se vuelve a mirar la luna que enciende su bohemia
y lento e imperceptible se retira sin compañía
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Texto agregado el 10-09-2003, y leído por 363
visitantes. (5 votos)
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Lectores Opinan |
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15-11-2003 |
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Qué vida sabia la de ese sacro animal, que sin duda vive en la eternidad, sin el concepto del tiempo que todo lo corrompe. No necesita compañía, le basta la luna, y su libertad. Muy bueno este poema, sí muy bueno. Saludos! mandrugo |
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17-09-2003 |
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Son los otros seres vivos, algunos muy cercanos a nosotros, frecuentemente compañía, las más de las veces tiranizados servidores. Cantar a esos compañeros, vecinos, hospedados y familia es, creo yo, un detalle de sensibilidad, una alerta de vida. Pareciera en muchas ocasiones que somos lo único que merece la pena en “este asqueroso mundo”, como diría mi estimado Ramón Trecet, y no es verdad. Para los que somos más de gatos que de perros, revisitar gracias a la contemplación lírica que hace otro del mundo fascinante por plástico, silente y de absoluta independencia de un felino, es una felicidad. Y como la composición es acertada, pues felicitaciones. casual |
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11-09-2003 |
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Su manejo del detalle, su manera de vestir de gala lo cotiano, son de gran valor. Es un texto inspirado y muy transpirado. Gracias por compartirlo. hache |
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