¿VIVIR O ENAMORARSE DE ELLA?
Yo todavía era una niña cuando llegué a casa ese miércoles 19 de julio de 1993 y vi que la calle estaba llena de coches y en la puerta de mi casa mi madre esperándome. Me dijo: “Fufo, tu abuelo, se ha ido”, claro, aún no alcanzaba a comprender nada, yo creía que iba a durar para siempre, sin embargo, cuando subí a su habitación llena de gente, y en el medio estaba él, en su cama como siempre, pero esta vez con los ojos cerrados y la boca abierta, le di un beso en la frente; yo todavía me preguntaba a dónde se había ido, porque yo lo seguía viendo, fue hasta el día siguiente cuando vi que lo metieron en una caja, y ahora sí: adiós abuelo. Como no percibía del todo ni comprendía lo que pasaba a mi alrededor mi primer pensamiento fue: “Ahora sí podré subirle a la tele sin que me regañen”, pero fue peor porque en mi casa nadie era sordo y me seguían regañando por el volumen del aparato. Fue hasta el año siguiente en que empecé a despertar del sueño lúcido de la infancia (aún no he despertado del todo) y comprendí que mi abuelo estaba a varios metros bajo tierra y que yo estaría allí en algún momento; ellos ya lo sabían, pero no quisieron decírmelo: todos vamos a terminar en el mismo agujero.
Yo fui la última generación de mi familia, nunca he ido a un bautizo ni he estado en hospitales por nuevos nacimientos, todo lo contrario, he ido a todos los velorios posibles, y de los hospitales ni hablar.
Me acuerdo cuando todavía creía en los castillos de arena y soñaba con vivir en uno de ellos, pero se empezaron a desvanecer, cada vez llovía más, había más viento y las olas rompían más fuerte contra mi edificación onírica, entonces la arena se perdió en el agua, en la brisa, y con la arena los castillo y con los castillos mis ganas de vivir en ellos.
Desde el 19 de julio de 1993 me percaté de su presencia, fue en esa época cuando empezó a andar cerca de mí la mujer enamorada de la vida y empezó a llevársela con ella, es algo así como amor entre contrarios. Ella ha pasado muy cerca de mí, rozándome los dedos de los pies, tal vez haya querido llevarse mi vida con ella, pero seguramente no le gustó, aún no se ha enamorado de mi vida. Yo no intento que se enamore, prefiero enamorar a la que me acompaña por ser un regalo precioso que no quiero que se lleven aún. Pero igual, todos vamos a terminar en el mismo agujero ¿no?.
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