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Y entonces el autobús se detuvo, mis zapatos estaban un poco mojados por el charco de agua una calle más atrás y mis ojos somnolientos apenas soportaban la carga de la luz de atardecer. En mi maletín innumerables papeles sobre quien sabe que tema relacionados con quien sabe que cosa junto a un par de barras de chocolate(a medio derretir supongo), las llaves de mi departamento, y un libro de nietszche que acostumbro llevar conmigo(no es un libro realmente, es como si llevara a nietszche en el maletín, siempre que lo abro encuentro uno de sus libros sin recordar haberlo puesto antes ahí) el conductor parece no mirarme o tal vez yo no lo miré a él y seguí hasta el fondo del bus sin notar a las personas o animales o cosas sentadas en esos quizás derruidos asientos(hablando sobre otros maletines y otros papeles y más conductores y autobuses) sin notar siquiera si pagué mi boleto o simplemente avancé, como cortando las conversaciones a mi paso y alterando el orden de las partículas de aire. Llego a mi asiento y el aire és frío pero sofocante y la luz y las pocas horas de sueño convergen para debilitar el ferviente deseo de mi cerebro de mantenerse despierto (en realidad miente, él mas que nadie desea dormir) con la dificultad que procura el estar sentado saco, del bolsillo de mi pantalón, un dulce sin nombre de esos de 10 pesos comprables en cualquier lugar y proporciono a mi cerebro un poco de azúcar como si fuera una droga, un lata de coca cola, una flor en medio de la lluvia o un vaso de leche en la mañana. Limpio el vidrio empañado(es verano y hace calor, mi cerebro demasiado ocupado con el azúcar no se fija en la rareza) y echo una mirada hacia afuera... noto que la luz de atardecer en la acera fue remplazada por oscuridad e iluminación artificial(aunque dentro del autobús aun es atardecer, el tiempo en los autobuses corre mas lento) y no me esfuerzo en seguir observando, saco el libro, veo manchas de chocolate, me resigno y me vuelco a la fauna interior del bus, dos asientos a mi izquierda una mujer de vestido rojo, pelo oscuro y zapatos a tono, su cara es hermosa, pero rápidamente; como si se burlara de mí, se comienza a desfigurar hasta convertirse solo en dos ojos y una boca y nariz y pelo; y ya no es cara es solo una enumeración de objetos sin sentido que parecen perseguirse buscando una armonía, giro mi cabeza para aguantarme las ganas de vomitar y veo un hombre mirándome directamente como una tarántula debe mirar y sentir a su presa antes de lanzarse a morder(por supuesto esto lo imagino, no he tenido la oportunidad de hablar con tarántulas aún) e intento desviar la mirada pero mi cuello y mis ojos se revelan y pareciera k se durmieron apoyando el secreto deseo de mi mente y el se sonroja y yo quisiera correr, quizás no de él pero de mis ojos y mi cuello y mis piernas que me traicionan y ya no tengo el control pero grito internamente imponiendo el orden y fustigando severamente a mis miembros, imágenes en mi cerebro se agolpan como recordando un tiempo antiguo e infinito, un tiempo no enclaustrado por el conocimiento; gracias a una fuerza sobrehumana logro girar mi cabeza, veo la ventana, todo vuelve a estar normal. Afuera un niño mira el autobús como intentando traspasarlo con la mirada, buscando paisajes de mares y estrellas, viento ágil y caritativo; mientras dos papeles, sucios de letras, giran a su alrededor gritándole la realidad del suelo resquebrajado y las paredes sucias por el tiempo y dos señoras parecen conversar sobre dos tipos que murieron dos casas mas allá hace dos días, -Mira tú que la esposa de este se fue con otro y dejó al pequeño al resguardo de él, quien iba a saber que le iba a reventar el hígado digo yo-.
Ahora siento la presión de las miradas en mi hombro y oreja izquierda pero las ignoro, tiendo a desconfiar de todas mis partes izquierdas, a veces siento que existen como parte de alguien mas y que ese alguien me odia, que se pasa días enteros pensando métodos para torturarme y, lo peor de todo, que se esmera por lograr que mis partes derechas se unan a él, así terminará asesinándome. “ el cuerpo se encuentra en este momento usurpando la vida social de la víctima y declara sentirse muy feliz con su nueva existencia”; gran portada.
Escucho a alguien subir(o más bien suben sus piernas, sus brazos, su cara, su...), continuo mirando hacia afuera y me encuentro con calles desconocidas, de esas que se van creando mientras pasamos por ellas y luego se vuelven un espacio negro e inexistente. Las luces del autobús se encienden mientras comprendo que ya llegó la noche; mi estomago cada vez grita mas alto que necesita alimento y comienzo a temer que la gente escuche y me mire más aun y sus caras se desfiguren y me ataquen con sus ojos y sus narices y sus bocas, como un ejercito de partes corporales rebeldes, una guerrilla de insurrectas masas dispuestas a destruir a los portadores de estómagos escandalosos. Mi miedo llega a tal punto que decido dormir para acabar con la vergüenza, y tal vez para aplacar a mi cuerpo. Cierro los ojos e intento pensar en un pétalo de rosa hondeando al viento, elevándose entre las nubes y repartiendo su fragancia interminable a cualquier cosa que se le cruce en el camino, como un violento repartidor de fragancias puerta a puerta; intento pensar en eso, pero al instante me arremeten estampidas de ideas que fragmentan mi atención en incontables puntos, dilatan mi pensamiento y lo hacen intentar abarcar la totalidad del mundo, partiendo desde puntos y rectas hasta lagrimas, flores destruidas a las puertas de una casa, miradas en el cielo, aves cantoras, envolturas de cigarrillos voladoras y plásticos en la punta de los cordones... .

Levanto mis párpados y estoy en un largo desierto...
-Levantad vuestras uñas...
...Las nubes en el cielo parecen librar una cruenta batalla que descarga fugaces rayos a extraños y altos entes que se componen de un solo y palpitante ojo cúbico con 5 iris (o tal vez 6, la del suelo me era imposible de ver) los que emiten destructoras risas cada vez que un rayo los alcanza...
-El tiempo de recorrer los campos a mano alzada a llegado
....y que cada cierto tiempo se mueven, de una forma que no comprendo; como nadando por el aire y la tierra al mismo tiempo pero sin alterar un músculo, bailan...
-No puedo salir de aquí, ¿qué son esos gritos?
-¡Levantad!
....en una ronda grotesca, escalofriante y alegre... –Yo no ocuparía esos epítetos tan simples, solo escucho esos gritos, ¿quién habla? ¿Quién habla por mí?- ...arremolinando rayos y nubes en una exquisita y solapada forma de expresión, entonces me acerco a ellos y grito en un leng...
-¡Levantad(Levantad) los levantamientos, levantad las alas, levantad, levantad!
...uaje que no conozco, aparentemente ellos tampoco, porque parecen apenarse de mi presencia y lloran con gigantescas lagrimas que inundan el desierto en cosa de segundos luego de los cuales comienzo a nadar hacia arriba, esquivando las palabras que llegan ahora como diluidas, simplificadas por el agua; ahora sin ojos ni rayos y emerjo sobre las nubes para encontrar que ya no hay lagrimas porque no hay quien las emita, intento llorar pero siempre he sido tacaño en ese aspecto por lo que sin agua ni lagrimas ni ojos ni desierto no me queda mas que caer y caigo y caigo y caigo...
-C.... a.... e...d!


Al abrir de golpe mis ojos me tranquiliza el ver que nadie dirige su vista hacia mí y el tipo-tarántula ya bajó del bus o simplemente se desvaneció, la mujer, sin embargo, aun sigue dos asientos a mi izquierda que ahora, bajo la luz de la mañana(¿mañana?), parecen más cercanos. Escucho su estomago gruñir, río internamente con esa risa de cómplice en la vergüenza y la miro mas atentamente(cuidándome de no observar su rostro, para no sufrir percances), ella me mira, no puedo evitar sus ojos y los observo en todo su esplendor verde, como las lagrimas de los grandes cúbicos, abre su boca y escucho la risa destructora, tengo ganas de estrangularla pero ella se acomoda en el asiento de al lado mío(que con la luz de la mañana ya es como decir en mi asiento) y toma mi maletín, lo abre saca un libro del interior(no recuerdo haber traído libros) junto con 2 barras de chocolate(a medio derretir) y los pone a su lado, toma su cartera y saca otro libro de un tal nietzsche y lo pone en mi maletín se aleja dos asientos, o uno, o muchos, toma las barras y las esparce por el libro que me robó y comienza a lamerlo lentamente. La imagen se me hace tan grotesca que no puedo reclamar por mi libro y mis chocolates. Solo pienso en levantarme y bajar del autobús antes que el vestido rojo lo comience a empapar de chocolate y a lamerlo con suavidad y terminemos todos enchocolatados y lamidos y suavidad, toco el timbre y de un salto estoy abajo.
Me encuentro en una calle del centro de la ciudad, está atardeciendo, camino un par de cuadras, entro a una confitería, compro dos chocolates y un dulce de esos sin nombre, avanzo un poco mas y tropiezo en un charco en medio de una calle, una cuadra y un cigarro mas adelante miro a mi alrededor y pienso en las cosas que he hecho en el día, el trabajo, la familia y ciertos recuerdos extraños de una mujer con zapatos a tono, intenté recordar más... Y entonces un autobús se detuvo, mis zapatos estaban un poco mojados por el charco de agua una calle más atrás y mis ojos somnolientos apenas soportaban la carga de la luz de atardecer. En mi maletín innumerables papeles so... .



Texto agregado el 29-06-2005, y leído por 296 visitantes. (0 votos)


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