El safismo sobre la mía,
la tuya , mi cuerpo desnudo
ya no teme.
¿Será que su identidad se refleja
al decaer el amor maternal.?
¿O será que a veces se debilitan,
se fortalecen, se quiebran,
se manifiestan porque
flagelan nuestros espejos?
Simplemente engalana el tiempo
sin quebrantar la mirada,
aquellas que traducen su habla
en la nuca de la humanidad.
Tú, espejo,
reflejo de sombras viejas,
has de mi cuerpo,
la brevedad
taciturna, esa,
la que nos observa.
Sus espejos quiebras,
lo rajas y te ríes,
te ríes y te cegas.
lo reposas sobre la cama
ya no le dejas huellas.
Tu alma repleta de
escozor se encuentra,
porque sabes que,
sus sombras tiemblan.
Levantas tu mirada,
te refugias tras
su única almena,
su única vestidura,
su único espejo.
6/6/2004
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