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Inicio / Cuenteros Locales / Gabrielly / Unas alas muy viejas, de un señor enorme

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Al tercer día de lluvias, el gigante llegó a escamparse justo allí. Se metió en el cobertizo que Alicia usaba de laberinto cuando daba alas a su imaginación. Lloraba porque su padre nuevamente la había mancillado a pesar de sus protestas. Jugueteaba con seres invisibles y en ocasiones conjuraba su presencia, sin que nunca aparecieran, hasta ahora. El enorme viejo se apretaba las plumas contra el cuerpo, y de vez en cuando agitaba los hombros para deshacerse de las molestosas gotas que lo habían empapado. Entre espantarse con las manos la humedad y sacudirse de pies a cabeza los charcos, estuvo un rato, hasta que se percató que la muchacha lo miraba con insistencia.

Desde que se había marchado del gallinero hacía meses, el cielo y el mar eran una misma cosa azul oscura para el viejo, y las arenas de la playa, que en octubre centelleaban como las mismas lumbreras que conocía y que le servían en la navegación aérea, a éstas alturas eran tan solo un manto lóbrego, lleno de huellas arrugadas por los aguaceros. Su piel se convertía en una extensión de ése mismo piélago arrugado, y esa misma piel se remangaba cada vez más, luego de algún gesto obligado como lo era el reír, después de la presión de haber pasado tantos días atrapado en la desventura. Alicia lo descubrió de ese modo, porque le pareció precisamente un gesto forzado su sonrisa. Abrirse de labios, mostrar los dientes claros y perfectos, dibujar las curvas de las mejillas y subir los pómulos. Todo ello acompañado de un aspaviento de cejas asombradas, medianamente hacia arriba y curveadas hacia abajo. El viejo siguió riendo, como impuesto, mostrando una tez que como mínimo, llevaba algunos milenios sobre su esqueleto.

Alicia no se quedó inmóvil en el rincón más apartado del cobertizo. Luego de unos minutos eternos, se le acercó, y le tocó el plumaje. Al contacto, y de inmediato, se le encharcaron las manos. Tomó algunas telas de pedazos de trajes novelescos que utilizaba para su interpretación de princesa llorosa esperando por rescate, y comenzó a frotarlas en las excrecencias haladas que le brotaban a aquel hombre-pájaro gigantesco. Encontró también pedazos de abrigos que le servían de alfombras e imaginarios carruajes cuando corría por los laberintos jugando a ser un mítico ente. Igualmente los frotó contra aquella estructura similar a las escamas de los peces y reptiles, pero más suaves, más flexibles y hasta más alargadas. No entendió de buenas a primeras el por qué las plumas de este señor gigante no se mantenían impermeables. Lo comprendió después, cuando él, muy suavemente se lo explicó. Eran unas plumas muy antiguas.

Él le contó de su cautiverio —mientras le mostraba las alas izadas y recogidas—, en dónde había permanecido desesperanzado luego de haber caído del cielo. Las abría y las cerraba para hacerla sonreír. No había comprendido los idiomas hasta hacía poco, le explicó claramente, y mucho menos las intenciones de quienes le mantuvieron cautivo sin misericordia ni contrición. Ella también le habló de lo suyo, de a lo que la obligaban y de cómo no se tomaban en cuenta sus escasos tres lustros de vida. El señor enorme, mientras Alicia le hablaba, le enumeró la exacta cantidad de poros en su espalda y los cabellos de su melena declamando dígitos en latín. Alicia entonces provocada, contabilizó las arrugas que ahora, más de cerca y mucho más secas, se podían discernir de su plumaje.

El padre de Alicia nunca más volvió a encontrarla. Desde la ventana de la casa, creyó alucinado haberla visto subir al firmamento, colgando de las patas de un extraño y enorme animal de alas muy viejas y talante senil que volaba hacia Oriente. Logró verlos desde que descubriera en el rostro del animal una mueca de felicidad sin arrugas, y en el de ella, un atisbo de tranquilidad colmada. Siguió viéndolos hasta cuando ya no era posible que los pudiera ver más, porque entonces ya no era Alicia un escollo en su vida, sino un punto inexistente en el horizonte del mar.

Texto agregado el 28-06-2005, y leído por 770 visitantes. (15 votos)


Lectores Opinan
21-04-2009 Es un cuento, es un poema es un pedazo de firmamento puesto en el papel. gabosoli
16-02-2006 ***** vaerjuma
31-12-2005 Una historia grandiosa inspirada por un grandioso de la escritura. El realismo mágico fluye por todas partes. La inversión del título me sorprendió. Excelente cuento. Te felicito. Feliz 2006!!! mairacarrano
29-11-2005 Naturalmente, el comentario de mi autoría que precede a este, no corresponde: Pido disculpas... La leyenda es ese terreno, creo yo, en el que los prodigios pertenecen a la necesidad de convertir en ciertas algunas ensoñaciones que avalan la esperanza. La desesperación, el horror, igualmente, en muchas ocasiones, no encuentran otra salida que la fusión entre mundos oníricos y realidades. Luego, llega la voz de quien conoce estos secretos y, en virtud de sus inmejorable pluma, los recrea para el deleite de cualquier lector, la reflexión y la confianza en lo que pudiera ser... Otro lugar donde llueve sobre mojado pero para bien, Gabrielly. Gracias. casual
29-11-2005 La cotidianidad habla de las incomodidades que son propias de las grandes urbes, de las molestias sin número, de la ansiedad, de la prisa, del imperio de buscar aire fuera de los dominios del abigarramiento, el ruido, la basura... Pero tomar la ciudad como algo que se encarna para la sensualidad y el amor, para el deseo y la ternura, debe ser propio- lo es en este caso- de aquellos que saben igual descender a las cloacas que elevarse por encima de los tejados para percibir la vida... Impagable demostración de sensibilidad, Gabrielly, extraordinaria cita que nos ofreces con la palabra, con la mentira que, como diría el poeta, se va convirtiendo en incontrovertible verdad según se vierte en el cuaderno del escritor. Gracias. casual
24-11-2005 Tu prosa me parece excepcional cuando_nieva_sobre_los_cedros
24-11-2005 me recuerda demasiado otro cuento. Como la continuación de otro... O al menos casi basado en otro. marinaM. bruja
22-11-2005 Es algo magico, su laberinto es dador de pensaminetos profundos y de diversidad de opiniones, es un gran cuento lleno de ti. gatelgto
22-11-2005 Si Gabriel (ya sabes a qué Gabriel me refiero) estuviera aquí, seguro, primeramente, reiría, y luego, carraspeando quizás qué palabras, se dispondría a escribir sutiles frases de felicitación. O reclamaría. Opto, yo, por la primerísima. Me encantó la transformación del cuento. El título me llamó la atención y el relato me la calmó. Excelente trabajo. Mis felicitaciones que de por sí no significan nada, agradecen tus escritos. Cinco estrellas no funcionan. Deberían haber vías lácteas... Gracias por tus letras, están muy bellas... Pablo Paloliman
22-11-2005 Eran una plumas muy antiguas... "Viejos pecados proyectan largas sombras" escribió Shakespeare. Tan complejo cuento en una magia muy poco común, al escribir, muy especial. Viejos pecados supongo, requieren de nuevos milagros. Un abrazo, que bello texto. Miriam. joyce
21-11-2005 tu cuento, con sus toques mágicos me ha recordado escenas de películas de Tim Burton en las que la magia se convierte en algo casi cotidiano, como has hecho tu con este cuento astarte
16-11-2005 realismo magico y la mágica realidad de reencontrar tus letras Gabrielly; una historia q da para volar y claro, ya sabes,¿lo recuerdas? mi actitud preferida...si. Actitud. Mis estrellas de colores y piquitos de miel para Ud, cuentera bendita! gaviotapatagonica
27-10-2005 Impecable cuento de hadas para adultos. Como siempre eres una narradora excelsa que das pinceladas de calor (si CALOR) con tu pluma. Solo hay cinco estrellas… pero yo tengo muchos besos. ElTigre
03-10-2005 Un texto impecable. Mística y una narración que se disfruta en toda su extensión. A la vez, es una historia para reflexionar. Un abrazo Shou
26-09-2005 Perturbador y extraño cuento me deja en un ensueño. gatelgto
07-08-2005 Si, una confusión de sentimientos vienen a uno luego de la lectura, las reminiscencias garcia-marquezgas y de la realidad sobrecogen por momentos al lector, la fantasía que desborda la pantalla lo atrapa. Buen texto. esteban_faulkner
11-07-2005 la visión romántica de Gabó. El angel salvador, el que no quiso tocar él en su cuento. ¿Alguien más lo habrá visto volar? Reconcomiosapiens
09-07-2005 Lo real maravilloso, recreado, con un letras renovadas, novedosas... aukisa
09-07-2005 Buen texto, me ha gustado leerlo. Ha sido como entrar casi en un mundo ¿paralelo? ¿Irreal? Mis felicitaciones. Un saludo de sol-o-luna
07-07-2005 Y que diría el padre Gonzaga si lo hubiera visto de nuevo “Cosas de ángeles y de pajarracos viejos que se aparezcan así, estrenando plumas grandes y duras” De seguro que esta vez Roma habría recuperado la noción de la urgencia. Para desventura de Elisenda esta vez no le tocó a ella, pues habría incrementado la tarifa y posteriormente ampliado su casa. Es un cuento hermoso Gaba, que me hizo recordar un concurso de plagio creativo en honor al aracateño; este viejo tuyo de alas enormes muy seguramente habría sido un digno ganador. Más que estrellas, plumas, todas las plumas. intelecto
30-06-2005 este texto tiene tanto, analogías no menos ciertas de situaciones que duelen. La ingenuidad de la fábula, me encanta como haces eso. anemona
29-06-2005 Un agregado al reciente comentario: a mi juicio lo mejor de tu relato, lejos, es la imagen de ese viejo de alas. Perdóname que no te lo haya dicho antes. Incluso es mejor que la interpretación que se haga de él. He de poner en mi sitio el fragmento de un relato leve, levemente parecido y lo haré en honor a ti. smardones
29-06-2005 La fábula, la leyenda del padre perdido, del padre hallado, de la inocencia que se niega a levantar alas. El sueño del cariño, la protección, el amor. Un placer haberte leído de nuevo. Hace días que esperaba ese número (4) junto a tu nombre. smardones
29-06-2005 Es que me dan ganas de reir y llorar al mismo tiempo,todo se me enreda en el alma y me siento contena que estés de regreso, me siento contenta porque la casa azul se engrandece con tu presencia, con tus letras , con tus míticas historias, con tus aguaceros, con tus personajes tan terrenales y tan de otros mundos nos regalas la belleza de tu arte y la miseria humana plasmada en letras que no se borran más de la memoria cuando uno pasa por aquí y vuela, vuela alto con tus alas. Las estrellas te las pueden robar, qué importa, cielo, pero tus letras, tu arte maravilloso se queda para siempre. Grande mi hermana, grande como siempre. Qué belleza de relato has colgado en este lienzo que brilla en tu casa y abre las puertas de par en par generosamente para aprender de ti. FaTaMoRgAnA
28-06-2005 ¡GAba! Nos traes a Lewis Carrol de nuevo ¡ Y qué final! Estás hecha un GIGANTE! maravillas
 
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