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En tiempo regresivo, como si el mundo estuviera predestinado para ello, todo se va estrellando contra mí, pero tengo la ventaja de la imaginación y me hace estar preparada para ello, no para evitar que se estrelle contra mí, sino para intentar hacerme fuerte al recibir los golpes. Las ilusiones de todos me golpean, mientras yo intento construir una fortaleza inquebrantable, no es fácil pues ésta se construye con los escombros de lo que yo era antes; ¿Ego? Tal vez sí, talvez todos los egos posibles: egoísta, ególatra, egocéntrica; ... ergo los demás.
Tal vez podría decirle a Rilke, o a Borges que aprendí la lección y que quise transmitirla a personas que no sabían mirarse al espejo, ni supieron cultivar su jardín, es decir, no quisieron saber la ventaja de la soledad.
Es difícil comprender lo que es realmente el buen y el mal obrar porque todos nos auto justificamos e intentamos demostrarle a l mundo que somos nosotros quienes llevamos la razón, pero no siempre, o talvez nunca, la llevamos, y lo único que podemos llevar es a todo el mundo por delante, los pisamos, los aplastamos, los hacemos tropezar contra nosotros, pues nos convertimos en rocas duras que se levantan para que los demás tropiecen y caigan. ¿Qué hacer contra esto?

Por eso quiero ser poeta, para que ustedes no se estrellen, y yo no pueda estrellarme, quiero ser poeta para volver a tener los ojos que una vez tuve y ahora estoy perdiendo; ¡Quiero ser niña para tener ojos de poeta!