En el cementerio de las cosas pequeñas
te encontré. Dormimos todas las mañanas
juntos, soñando con caer por precipicios,
con estrellarnos contra las rocas,
con crujir en el silencio.
Lloramos juntos las lágrimas
del sin saber porqué
alegrándonos cuando la lluvia
confundía nuestro llanto
con su propio reflejo.
Volando juntas,
lágrimas,
el corto trayecto
hacia el abismo, unieron en uno los
dos viajes de ida y vuelta,
haciendo de todo un regreso
al principio.
Cuando suicidio era
solo una palabra (impresa).
Cuando tú y yo sabíamos
que tú y yo solo son
dos aceras de enfrente
que nunca quieren permanecer.