Hoy a la mañana, al entrar al baño, no pude encontrar mi cepillo de dientes. Mi vista buscó inconcientemente en el vasito de plástico gris asignado para tal fín... y nada. Con cierto aire de preocupación, miré bajo la pileta del lavatorio... y nada, tras el inodoro... y nada; y aunque la idea de seguir incursionando por los intesticios mas hostiles del toilette ya no era para nada "alentadora"...¡Lo hice!, miré junto al caño de de plomo del bidet y la única respuesta encontrada, fué una cucaracha muerta, patas para arriba, humedecida por los bahos cloacales. Fue un instante de terror al recordar mi signo del sodíaco chino (rata), de hambre al pensar en la cadena alimenticia, y de asco al comparar sus múltiples patas y filamentos con mi cepillo de dientes. Desistí inmediatamente de la idea de lavarme la boca con aquel ortóptero, y con un feroz bramido gutural, cerré los ojos y me afirmé a la bañera. Negando con la cabeza, ojos cerrados mediantes, me imaginaba al insecto caminando por mis dientes en una inminente actitud acéptica. Con el antebrazo izquierdo apoyado en el bidet, pensé que a lo mejor estaba soñando, y que probablemnte ya no tubiera mas dientes, y por eso no encontraba mi cepillo. Aquella idea me devolvió la alegría, y me ayudó a incorporarme junto al lavamanos, para mirarme luego al espejo y encontrar entre mis labios, la imágen nacarada de mi risa. Recordé la importancia de pelear duro por aquello que buscamos, que por algún motivo olvidado, inconciente o dormido; buscamos, soñamos y anhelámos, cuantas veces hasta el cansancio. No olvidemos nuestros sueños... |