Por fin.
La desconocida subía siempre en aquella parada:
"Cálida sonrisa, caderas anchas... una madre excelente para mis hijos'" pensó.
La saludó; ella respondió y retomó la lectura de su libro: culta, moderna.
Él se dispuso de mal humor: era muy circunspecto. ¿Por qué respondía a su saludo? Ni siquiera le conocía...
Dudó.
Ella bajó.
Se sintió divorciado:
¿Y los niños con quién van a quedarse?
Texto agregado el 26-06-2005, y leído por 222
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Lectores Opinan
18-08-2005
cuantas veces se imagina toda una historia con alguien que tan solo ve unos instantes... jejeje me gustó mucho mariposasiwapil
16-08-2005
vaya que cruel mirada al futuro!
Muy bueno y fresco... Evalix
30-07-2005
llenar el ojo antes que la tripa, todavia no lo ha saludado y ya piensa que hacer con los crios. kayla
11-07-2005
... ulala
03-07-2005
Primera vez que te leo. Sos bastante loquito ¿Nó? Por favor sigue así. castillo