Tu capricho fue mecerte en mis ojos acunados
bajo el arrullo de un respiro,
Y no dejar de perderte
en el naufragio infinito del éxtasis.
La locura tomó espadas a tu mando.
Emprendió el duelo,
Obligando a sangre fría
al ocaso a caer.
Y el viento
levantó las arenas
erigiendo pirámides de olvido.
Y hoy el alba será perenne
mientras esta gaviota
emprende regreso al mar.
Texto agregado el 25-06-2005, y leído por 220
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Lectores Opinan
02-07-2005
Esa sensación crepuscular, de preludio al duelo, me hizo removerme hasta el alma. Me gustaron tus versos. (sencillos y profundos a la manera de los haikus de Matsuo Basho) Alicia