El silencio que se produce cuando una mujer esta dormida en tu cama, con aromas intranquilos que te prometen caricias y penetraciones compulsivas. Es miel inconclusa. Sabores que aún no se definen por completo, calor que no funde. Es la distancia entre el sentido animal y la conciencia humana de nuestra propia naturaleza deleitosa.
Nos desgastamos a diario como piedras de río, talladas constantes sobre otras piedras que aún no se visualizan, contornos de carne pulida por los años y la circunstancia individual, y ajena en ocasiones, o se podría decir, hereditaria en partes trascendentes.
¿es nuestra condición humana una gracia de sobre vivencia únicamente? Son nuestros impulsos felicidades comprimidas en dosis moderadas por un doctor que nunca hemos podido entender?
La piel desnuda siempre mantiene una relación con la posición del cuerpo entero, el magnetismo que existe entre la penetración con mi miembro erecto y tus tierras húmedas, contiene ya una distancia imaginaria seductora que probablemente sepa mejor con los ojos bien vendados y el desnudo mucho más expuesto.