Hace un año y un par de meses, un golpeteo, que comenzó como un simple bullicio imperceptible, se hizo constante casi todos los días en mi casa. El ruidito provenía del techo, como si alguien estuviese golpeándolo con un palo. Todos los días lo escuchaba, pero no era molesto, se hizo como algo diario y parte de mi casa hasta el punto de que si no escuchaba el ruido un día, lo extrañaba y yo golpeteaba las paredes con el palo de la escoba. Lo extraño es que este ruido comenzó a hacerse más fuerte y frecuente a medida que pasaba el tiempo. Un día, decidí subir al techo a ver qué era lo que provocaba el golpeteo; me encontré con una niña más o menos de mi edad, sentada en una silla de playa cerca de la antena de tv, tomando un suave y oloroso té ceylan azul y con una pierna de palo. Ella golpeteaba todos los días con su pata de palo mi techo. Le pregunté porqué hacía tamaña ociosidad, ella sólo guardó silencio. Supuse que era por comida, así que todos los días subía a dejarle un plato de comida, o una torta de atún, pero cuando pasaba a buscar el plato, estaba intacto , eso si lleno de moscas y otros guarenes de tejado. Subía todos los días llevándole algo distinto; zapatos, globos de colores, payasos, plantillas de pie… pero nada, las cosas siempre estaban donde las dejé y ella seguía golpeteando. Un día, decidí hablarle, a preguntarle porqué golpeteaba todos los días mi casa, ella me miró tranquila, tomó un sorbo de su té ceylan y me dijo, “alguien tiene que sacarte de la casa o no…”. Desde ese día, dejé de llevarle cosas, sólo le llevaba mi persona y unas cuantas bolsas de té ceylan…


(Para el ser real más apoteósico que conozco, mi gran amiga, mi hermana.. Frania de las Mercedes, gracias por golpetear..)