Nota:
Lo que viene a continuación, es en respuesta a un texto de Eric Voegelin titulado "La Nueva Ciencia Política" (Rialp, 1968), específicamente, del capítulo VI. "El Fin de la Modernidad" (p.250-263).
LA OTRA CARA DE LA MONEDA
Si un hombre pretende hablar de la historia, primero tiene que vivirla. De lo contrario, las diversas aventuras por las que un personaje pasa, perderían el encanto y la emoción que éste siembra en cada frase. Pero si somos grandes conocedores de los pasajes de la vida, de seguro podremos escribir las odiseas más increíbles que jamás hombre alguno haya vivido. Lamentablemente, hay quienes manejan la verdad a su antojo, poniendo esto y aquello en el lugar donde mejor les acomode a sus manos, para así tentar la boca del lobo y caer en falacias que defienden con su propia alma; hay seres que tergiversan los hechos a su manera, para darle un sentido, a su juicio, verdadero. Esas causas de seguro mueren en su ego por derrochar palabras tratando de llamar al fanatismo personal.
En boca inexperta no entran moscas, pero si salen frases añejas y marchitas de invierno. Al hablar hay que tener cuidado en lo que se dice, porque uno puede darle un infarto innecesario a los lectores.
Es así como al empezar a leer las primeras líneas del texto, un arsenal neuronal comienza a forjarse, esperando el momento oportuno para dar inicio a un ataque de nefastas consecuencias. Pero hay que tener paciencia, ya que todo lo que alguna vez comienza, como bien dice Voegelin, tiende a terminar, a veces, cavando su propia tumba.
Si bien la Gnosis es un concepto muy difícil de entender, para qué decir tratar de explicar, no se le pueden asemejar hechos que ella no comparte. Y he ahí el punto de partida. Entristece el alma saber que un hombre tan sabio, sea capas de confundir el marxismo con el gnosticismo. Que barbarie más grande es el proclamar a Hitler como un seguidor de la corriente gnóstica.
Pero hay que calmar los bríos y hacer frente a la realidad. A este pobre hombre, como aquellos intelectualistas más espectaculares, le ha llegado sin aviso su funeral intelectual. Pronto sucumbirá ante sus conocimientos, y a la cabeza no le quedará otra que abandonar el cuerpo roído por una sabiduría vaga.
Hay una serie de argumentos en los que nos podríamos detener para comenzar a destruirlo, pero hay que recordar que, el por qué Voegelin llega a fundamentar todo en la Gnosis, es el problema que nos atañe. Y la respuesta no resulta ser tan entrañada.
Partamos nuestro análisis revisando el marxismo. Este alude al materialismo y por definición es ateo, es una muestra de profundo desconocimiento confundir tal doctrina con otra en la cual la materia se debe rendir al espíritu como ocurre en el caso del Gnosticismo. Además, llama a la revolución y a la guerra civil como medio para terminar con los burgueses (que según esta tendencia, son inconvertibles). Por otro lado esta la era de Hitler, dónde los esclavos y los judíos también son inconvertibles. Entonces, como cual genio descubre el elíxir de la vida, aparece un glorioso Gnosticismo como respuesta a todos los males. Pero esta Gnosis esta tomada en el sentido de que, en nuestro lado se encuentran los buenos, ¡allá los malos! Y nosotros no podemos cambiar a los malos. He aquí como una ideología puede turbar las mentes prodigias, porque en la Gnosis se habla, incluso, de que los maestros más grandes de la Logia Blanca, han sido iniciados convertidos del mal al bien. Sino, fijémonos en el caso de Pablo de Tarso, que no sólo se convirtió de inquisidor a cristiano, sino que fue un líder dentro del mismo movimiento emergente llamado Gnosticismo. De hecho fue uno de los primeros Gnósticos.
La Gnosis sí reconoce que hay muchos seguidores de Cristo, de la Logia Blanca, como también hay gente mala. Pero también reconoce un tipo gris: gente que viven en una posición acomodada y que no conoce las verdades del alma, y que por lo tanto están en un estado neutral. No son ni blancos ni negros.
Además, se habla de un marxista que le dice al trabajador que con la revolución se puede salvar. Aquí E. V. confunde la revolución de la que habla la Gnosis (que es la revolución de la conciencia), con la revolución marxista. Porque, según la Gnosis, lo que gana no es algo inteligible para el ser humano. Es algo que está más allá, no algo terrenal como promete el marxismo, que es el sentido en que el autor lo entiende.
Por otra parte, la Gnosis muestra una realidad muy distinta a la observada por Voegelin. Según este último, los cristianos distinguieron el alma del cuerpo, aludiendo que es más importante el alma, ya que nuestro cuerpo puede corromperse, pero nuestra alma se salva. También alega que el gnosticismo reprime el alma, no la deja trascender, por lo tanto viene a suplantar la verdad del alma. Sin embargo, la Gnosis enseña que el cuerpo es un medio de expresión del alma sin el cual esta no podría conocerse a si misma. Es decir, el cuerpo necesita del alma para vivir, como a su vez el alma necesita del cuerpo para su autorrealización, porque sin él no podrá realizarse. El alma es parte de un Dios omnipotente y universal, un Dios que está más allá de todo y que es todo, pero el cuerpo es el medio por el cual el alma logra la salvación e iniciarse en los mundos superiores.
Más aún, en la lectura se habla de que la Gnosis pretende erradicar el Cristianismo, es decir son anticristianos. Sin embargo, la Gnosis y el Cristianismo son en su esencia lo mismo, y es el hecho de que un grupo de personas tome el poder de una institución e interprete las escrituras a su parecer, lo que crea los cismas en las instituciones. Esto fue lo que pasó con la doctrina Católica Apostólica Romana, quien excluyó a la mujer y creo la imagen de María Magdalena como una prostituta, siendo que en ningún texto dice aquello. Ella era la mujer más cercana a Jesús y a quien primero le hablo al resucitar. Tal vez por esas diferencias se separaron, pero nunca los gnósticos persiguieron a cristianos, lo que no se puede decir de los católicos en la inquisición. Por otra parte, la Gnosis enseña un camino distinto para llegar a la salvación. No a la salvación que nos presenta la iglesia Católica, que es una salvación en el “allá”, sino una salvación en el aquí y en el ahora. Una salvación que tenemos que construir y no esperar a que se nos regale cómodamente. Esa salvación, que para la Gnosis es la iniciación, es su aspiración central, y el camino es algo personal y muy distinto a la de un católico ordinario.
El analizar las ideologías de las sectas secretas puede resultar una tarea ardua, ya que aquellas personas que no llevan mucho tiempo o que no han avanzado a niveles más profundos se les entrega las enseñanzas de una manera velada, justamente para ver su capacidad de interpretación. Esto mismo puede prestarse para crear falsas ideas.
Sin embargo, el tratar de explicar todo por medio del verdadero significado de la Gnosis sí es factible. Solo que, desde luego, el trabajo sería completamente diferente al realizado por el Eric V. Pero como decíamos antes, todo lo que empieza mal, algún día termina. Por lo tanto, hay que esperar que en paz descanse el cuerpo de Voegelin, ¿o será su alma? |