Preferiré esta vez, dejar las propuestas atrás, dejar que la vigilia pase, abrazarme a la esperanza y descubrir una nueva visión en la búsqueda.
No soy buena para propuestas, pues he pensado también, que tal vez no tenga algo que ofrecer. Tan sólo podría decir que espero…
Espero disfrutar de la búsqueda, el entendimiento, indagar, observar y convertir el camino en encuentro.
Podría decir que la iluminada Alameda podrá abrazar a adolescentes soñadores, cuyas alegrías y miedos, esperan que se fundan en una duda de presente, esperanza de futuro y nostalgia de pasado.
Aún cuando soy esquiva a la sociedad, la gitana espera caminar por otro rumbo. No propongamos nada, soñemos lo que resulta, que si proponemos, la ilusión de lo que se convertiría el “no se qué de lo nuestro”, convertirá más grande la desilusión de que el camino no se realice, que la esperanza acaecida en la propuesta.
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