Como hago para mostrarte la carga que arrastro como te puedo pintar al niño cansado. Ese que creció bebiendo el ser y amar para ser quemado sin aviso en la hoguera del vacío. Ese que en su corazón conoce la rosa de la espina pero que sus lagrimas hoy lo dejan ciego y con frío. Asustado y a rastras se esconde en silencio donde el fuego no quema y el aire no asfixia. Es un cuadro crudo patético de a ratos equipaje agrio del que no temió vivir. Es el precio que tiene el amar, el sentir que difícil es despertar de su insensible somnolencia. Quizás el olor de la tierra mojada tal vez tu mirada me devuelvan el aire. Pero como el niño nuevo se que soy yo quien inunde sus pulmones con el llanto del nacer. Y cuando abra mis ojos quisiera que estuvieras allí para juntos celebrar la magia del vivir. Y si no puedes estar déjame una rosa que mimare con recuerdos de tu corazón abierto.
Texto agregado el 23-06-2005, y leído por 116 visitantes. (1 voto)