Sálvame de la oscuridad que hay en mí, hazme despertar de esta pesadilla en la que vivo, rodeada de monstruos y malos augurios.

Grita mi nombre. Sacude mi alma. Haz lo que haga falta, pero hazlo, aunque después te odie por ello.

Mírame a los ojos, verás que no tengo futuro.

Pero no te enamores de mí si no quieres que te arrastre conmigo, pues mi oscuridad es hermosa hasta rozar la demencia y necesito que seas racional por los dos.

No te dejes engañar por mi mirada, porque es tan embustera como bella y las tinieblas se ocultan en ella, esperando a que te acerques a mi boca para darte el beso eterno.

Un beso que te unirá a mí y conmigo al crepúsculo, donde con su oscuro manto dolor y amor no se distinguen, y se gozan por igual.