Pudiera que quiera entrar
Imaginando mas manos
Levantando vías polvosas
Quisiera que pueda entrando
Sumergir en su santuario
Mis ganas de eyacular
Subiste a mi viejo marquís negro. Cerrando la puerta despacito, con las rodillas llenas de fango has regresado a la casa de tu madre. Me detengo a fumar dos cuadras allá de donde bajaste, si trajera un poco más de dinero seguro esperaría a que llegara la hora en el lugar que han abierto, está aquí frente a mí, hablandome. A entrar se me ha invitado.
He decidido escribirte unas líneas para explicarte que seguramente y ojalá lo entiendas, es ésta la última vez que lo hago.
Dos meses más acá ya estoy muy lejos
De la esquina de donde seguramente con mirada triste regresaste, tomaste el papelito clavado en el poste donde quedamos vernos, pensando talvez que todos somos iguales y que si te amaba, sentimiento fugáz fue y nada para la eternidad como en los cuentos de hadas. Y nunca pensarás que hice lo que mientras recogías presurosa y aún sudando un poco frío con el timbre de la madrugada y el olor a miedo a que no regresara o ya no pudieras salir porque alguien como tu madre obstruyera tu camino hacia una libertad que nunca fue.
Yo sólo apague el leve fuego sostenido en mi boca y no pude resistirme a entrar a ese universo de lolitas casi regaladas que fingían esperarme sin reproches, no entre al burdel si eso es lo que piensas y sólo encendí el motor y deje que mis manos me llevaran a otro mundo de libertad sin tu libertad, no es que fuera así, es sólo que mis manos tornaron a la derecha el timón de mi automóvil y me llevaron lejos de lo que sería una irremediable fuga para pertenecerte, para estar contigo después de un arrebato común de locura indecente, para estar contigo para siempre. No me esperes. Ya algún día si te amo de verdad te diré: ya regresé.
Subiste a mi viejo marquís negro
Cerrando la puerta despacito
A la casa de tu madre entraste
Inocentes rodillas con fango
Si una luca más en mis bolsillos
Afirmaría sin duda esa pregunta
En tanto pertenecerte
un trago por mi última lolita
Dos cuadras, dos horas
Una leve llovizna, seis cigarros
Y por ti, en esquina hacia la fuga
Ésta es la última vez que lo hago.
Presurosa alimentando tu valija
Un poco de hierba, bragas, tu diario,
El anillo de bodas de tu madre,
Nuestro tintán, mi sabina, tu Blades.
Pero ni burdel, ni putita
Ni centavos, ni Martell en las rocas
Y tampoco regresé
Pa´largarnos y vivir contigo
hasta siempre. |