Mónica lo quería y le era fiel. Pero a él lo adoptó la noche sin darle su apellido. Y fué anónimo un tiempo hasta que tuvo un nombre que no era el suyo.
Se alejó de todo y se hizo canción. Caminó por endemoniados diapasones de veintidós trastes y se perdió la posibilidad de ser adulto cuando su edad se lo propuso. Le arrancó emocionantes vagidos a la Stratocaster y supo hacerlo sobrio y no tanto.
Los excesos se convirtieron en el estribillo de su partitura, y ya no le quedó nada de todos sus amores estrofas. Durmió vestido y despertó de visitante y alguna vez hasta salió ileso de aquellas escaramuzas pentagramadas.
Después un dia volvió a buscarla a Mónica y le dijo que la quería y que iba a serle fiel. Mónica le dijo que también lo quería y que tenía todos sus discos, pero que también tenía marido y tres hijos (dos nenes y una nena) y que no, que gracias.
Texto agregado el 23-06-2005, y leído por 278
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