Un basta requiere de su precisión, y su argumento no tiene fundamento, en el vitalicio libro de mi cuerpo, pues ya no tomo en cuenta mi determinación. Se precipita debajo de mi ropa, la profesión del intenso calor, que agobia en soledad enlutada, el pavoroso templo de mi voz. Cuando la suerte ensortija una desdicha y su fundamento tiene un argumento, el de renunciar al BASTA temprano atosigando la pena enjaulada.
Texto agregado el 23-06-2005, y leído por 216 visitantes. (4 votos)