Hoy te odio.... te odio por amarte tanto, te odio por tu errores y los míos, te odio por las sonrisas y el llanto, también te odio por las horas de amor y las de tristeza. Te odio por darme los mejores y peores momentos de mi vida.
Pero sabes? Te aborrezco más aún porque tienes la razón, no soy confiable, habito en la inestabilidad y la indecisión, y los miedos me acompañan a todas partes. Y entre este odio deseo con todas mis fuerzas no amarte, pero como siempre, como sucede en todos los aspectos de mi vida, ocurre lo contrario a lo que deseo.
Te amo más.... y me mientes diciéndome lo que quiero escuchar, mientras juegas a la ruleta rusa con tres corazones al unísono, como si fueras todo poderoso, como si tuvieras esa potestad...y yo juego contigo a que no entiendo, a que es sólo una etapa y que tal vez luego, cuando nuestra estrella le dé la vuelta al astro rey varias veces consiga dejar de jugar, o trasformar el juego en una realidad mejorada.
Pero es que no puedo sólo ver, y quedarme estática como en una foto, mientras juegas con otro participante de ésta historia, porque soy egoísta quizás, y no quiero perder mi turno, o tal vez porque cada vez que otra toma los dados, en cada tiro se me escapa la vida con cada punto negro que marca el fin de mi existencia como humano.
Lo importante ahora creo, es que hoy estoy conciente de que ya
perdí éste juego, y no porque otra me ganara la partida, si no porque no sé jugar, porque perdí las reglas de la vida, esa que llamamos nuestra y que siempre pertenece a alguien más, o tal vez porque soy tan cobarde como tú.
Este juego va y viene de mis manos, como en un ciclo sempiterno que yo misma me niego a concluir, porque lo que se juega es mi ser, mi vida, y esa felicidad que sólo me mostró un atisbo de su esencia que veo perderse entre cada uno de tus errores y los míos.
Me imagino a la amargura riéndose de mi, porque sabe que tarde o temprano seré suya por completo. Entre tanto tu sigues jugando a vivir entre mentiras, porque sólo así eres el que quieres ser, y logras seguir participando de ésta sátira en la que actúas siempre sonriente y con palabras acertadas, escondiendo todo lo que verdaderamente piensas.
Y que hago yo aquí? Si, me lo he preguntado miles de veces mientras me ahogo entre tus verdades a medias, pero aunque sé que no hago nada, permanezco entre tus silencios, supongo que porque soy masoquista, tal vez porque soy más quimérica que tú, todavía confío en los finales felices.
Pero me atropellas una y otra vez con mi propia ausencia, y todos los días me siento en una lucha contigo para seguir aquí, sin hacer nada, mientras me pides que me quede... Que ironía no?
Ya no resisto, una vez más cualquiera es más fuerte que yo, una vez más los golpes me sacan del juego y me recuerdan que debo seguir... de forma silente... y sin mirar atrás... directo a la infelicidad.
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