Terror
Un sonido de vidrios rotos, un grito en la noche, la luna de fondo a un escenario de tragedia, nadie habla, nadie se mira, cada cual con su sola presencia espanta.
Un árbol golpea la ventana, un suspiro, la tétrica rutina de la noche de luna llena, un búho en la lejanía de un castaño abre sus ojos inmensos y aclara los pies de un hombre que ha sido muerto, pero que ahora se levanta y dispone sus pasos para vengar su propia desgracia.
Una mujer en cinta, gritos en la noche, el terror, la sangre, el pánico suicida de un niño rebelde, un grito, la noche, la luna, un cuervo entra por la ventana que ha sido abierta por una ráfaga de furia, el sueño acaba, la pesadilla comienza, de pronto silencio, un alma vuela sobre los tejados ululando y repartiendo a los vivos el veneno del terror, un rostro desfigurado, la muerte nuevamente acecha, el sonido de un martillo en el granero, una cuerda se tensa y alguien ahoga su garganta en ella.
Gritos, la noche, todo perfecto para un escenario mortal, se oye en el bosque el afilar de una navaja, la sangre borbotea desde un cuerpo de mujer, corre por canales, caminos, la plaza principal, hasta llegar a la vieja iglesia, allí sólo se escuchan gritos, la noche, y el miedo.
Aquí estoy yo, sola en mi habitación oscura, no puedo escapar, la luna se acerca a mi rostro, mis manos se tiñen de dolor, un suspiro me llama, siento miedo y muero.
Desde las profundidades de mi humanidad descubro el frío, la razón me ha abandonado, no sé quien soy, de donde vengo, ni que me espera en el futuro, claudico al querer escapar de mi fosa, los gritos y el aullido de un lobo en el monte me espantan, estoy muerta, lo sé, mas nada me impide salir de mi tumba y asesinar, la luna, la noche, mis manos, de las cuales brota sangre, bajo mis pies tiembla un cuervo casi muerto, soy yo, nadie mas que yo, quien trae a este mundo el dolor y el sufrimiento, cae una lagrima con color a ira desde mi, miro furtivamente hacia algún rincón del cementerio, he sido el verdugo de mis sueños, y he acabado con las risas, la luz del día y las alondras del cielo, ya no siento pena, mas bien rencor por todo lo que poseo por todo lo que soy, es ahora cuando despierto de mi letargo, todo a lo que temía, venia desde mi propia alma y deseos de morir, es momento de solucionar lo que ha quedado mal, intenté ser Dios, no los soy más, venero el vacío, me eclipso.
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