Marcial jugaba con su celular, se apoderaba de su cuerpo y mandaba mensajes a su novia , que siempre le acordaba las citas, los minutos reservados , para que se comuniquen , en secreto, como si nadie sospechara de la elocuencia eléctrica que traspasaba y transmitía , como ese sendero luminoso de amor imbatible y profano , por aquellos que en antaño, escribían cartas y cartas, antes de conocerse y con una foto y con la descripción de su linaje y sus bienes , dote ,y aparente aspecto , aguardaban casarse y tener buena suerte de que , el acuerdo satisfaga , la vida afectiva , natural y necesaria .
Ahora seguía Marcial, mimetizado en ese pequeño aparatejo, confiando a ciegas , y a ciencia incierta , que ese contestador por mensajes escritos , por vía electrónica , pertenecía a Mónica , aquella , joven que cubría sus miedos y gran parte de su vida , ¿es garantía.?
Si el amor , no se escribe solamente, se expresa de tantas formas , que la presencia real de la persona que amamos , nos devuelve más sentido a nuestras vidas. |