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Un joven corre asustado por un pasillo desocupado. Sus pasos rechinan por el embaldosado y el caucho de sus zapatillas. Intenta abrir puertas que sucesivamente desfilan por las paredes, hasta que logra abrir una. La deja entreabierta y se esconde detrás de ella. Intenta serenar su apretada respiración, mientras se concentra en los ruidos que del pasillo llegan. Oye otro chirriar de embaldosado mientras aprieta con su mano derecha un globo húmedamente inflado. Su sudor se hace más copioso. Siente como el sonido irritante de pasos se va acercando intercalado con el ruido de las perillas al intentar abrirlas. Presiente ser delatado por su respiración, que aumenta con cada paso e intenta suavizarlo apretando los labios. Los pasos ya están ahí y sabe que el perseguidor se encuentra prácticamente detrás de él. Abre más los ojos y de un brinco arroja el globo de caucho lleno de agua, con los ojos cerrados.

Su objetivo fue alcanzado mientras que el eco de sus carcajadas se hace oír por todo el pasillo. Su bombardeado amigo escurre el agua de su cara, circunstancia que es aprovechada para intentar escapar. Al lograr el pasillo corre y siente como una bolsa se estrella en su espalda empapando la camisa. Las carcajadas se hacen más sonoras y jadeando los dos intentan recuperar aire colocando sus manos sobre las rodillas. Se miran. El eco del jadeo es roto por otro de una voz sonora y gruesa.

- Señor Alvarez y señor Arias....
...así que son ustedes los que perturban la disciplina del plantel.

Ellos asombrados no atinan a articular palabra mientras la mirada del Director los traspasa.

- ¿No tienen nada que decir en su defensa señores?

Se miran con una mueca nerviosa y bajan la cabeza.

- Muy bien... pídanle a la aseadora que les preste un trapero, limpian este desorden y pasan por la rectoría para enviarle una nota a sus padres, que deberán traer firmada.


Los jóvenes emprenden la carrera por el pasillo, mientras son seguidos por la mirada inquisitiva del Director Pinzón.

- Sin correr...

Cambian su trote a pasos lentos, desapareciendo.



Suena el timbre del colegio que se encuentra adosado en una de las paredes junto al nombre de la institución. En un segundo el patio desocupado es inundado por una cantidad incontable de muchachos. Los dos castigados son los últimos en salir.

-Me quedaron tres bombas por llenar de agua para mañana.

- Yo ya no tengo ni una, pero esta tarde me aprovisiono de algunas en la tienda. Je je je je...

Cruzan las rejas que hacen de puertas y se encaminan por una calle casi desocupada de autos, arrojando cada uno la nota del director hecha bola a la calle.

- Estuve navegando ayer por estrellanet y pude bajar el programa de Igno.
- Y ¿para qué sirve?

- Pues mientras que usted navega ese programa se mantiene abierto y puede hablar y ver a la gente que navega en la misma página que usted.

- Huyyy tan bacano...

- Uno tiene que poner nombre, edad y lo que hace. Yo dije que me llamaba Giorgio, que tenia 23 años y que estudiaba medicina en la ponti. Además usted escoge un dibujo para que sea usted en el programa y todo el mundo lo reconozca.

- En estrellanet?

- Si hombre, deje de estar en programas de juego que eso no le da nada. Mejor métase en páginas interesantes como la Fuerza Aérea de Estados Unidos o el Pentágono. Hay harto por ver y usted lo único que hace es jugar.

- ¡Y si me gusta! Yo ya soy experto en varios y usted no me puede ganar.

- Si ve, ya no tiene ni con quien jugar, despiértese de ese brutismo en que anda.

- Que va... ...Oiga, ¿quiere investigar algo más emocionante?

- Usted que va a saber.

- ¿Que no? Mire... Mi hermano me contó que en la universidad donde el estudia hay un grupo escondido de gente y ha oído que ellos tiene una página en Internet que da miedo. El dijo que no era bueno meterse en esa página, por que terminaba siendo parte de una secta satánica.

- ¿Por Internet van a saber que es uno el que se mete en su página? Me imagino que se tiene que dar datos o algo para que sepan que es uno.

- Yo no sé, lo único que sé es que uno tiene que ser miembro de Yujuu para entrar. Pero usted tiene que activar en la parte final de la página de inscripciones un botón rojo y entra en la página de la secta.

- Su hermano esta loco ¿o es usted?

- ¿No me cree?? Hágale y verá.

- No hermano, nos vemos mañana.

- Listo. Nos vemos.


Los dos cogen caminos independientes al llegar a una esquina y se pierden a lo lejos. Esteban abre la puerta de su casa, arroja la maleta sobre la silla del sofá y grita hacia lo alto de la escalera...

- Mariela qui´hubo.

- Que más Esteban. Ya le sirvo la comida que estoy planchando.

- Oiga ¿mi papá está?

- No. Dijo que llegaba por la noche, que tenía un negocio que hacer por allá con el señor Vélez.

Sin dejar de mirar hacia arriba y con paso discreto se acerca a una puerta que se encuentra al fondo del corredor. Al cruzar el umbral la cierra con cuidado y le pone seguro. Se acomoda en la silla frente a un escritorio sobre el cual se encuentra un computador que prende sigilosamente. Una vez prendido inicia el proceso de conexión a Internet. Ya dentro de la red mundial busca la página de Yujuú . Al abrir el sitio Yujuú oprime con el mouse sobre un banner que dice INSCRÍBASE AQUI. Un barrido de arriba a bajo en la pantalla hace aparecer algunos requerimientos de información para lograr suscribirse. El no coloca su nombre, sino el de su hermano mayor. Nombres: Marlon; Apellidos: Arias Meléndez; Edad: 21 años; Ocupación: Estudiante; Dirección: Cra. 21 No 51 - 03; Code Zip: 57; Teléfono: 810 2453; Fax: 810 2453; E-mail: marlon@estrellanet.com. Luego de escribir sus datos tecleó sobre un cuadro que inscribía la palabra en ingles "Send". En un nuevo barrido de la pantalla apareció El texto "Gracias por suscribirse a Yujuú. Con su suscripción tendrá acceso a un sin número de actividades que Yujuú ha preparado para usted. "¡Diviértase..!"

Moviendo con su mouse, Esteban busca la parte final de la página de suscripción y encuentra en el vértice inferior izquierdo un botón rojo sin ninguna inscripción o texto que indicara su procedencia o destino. Sus ojos iluminados por la pantalla brillan completamente abiertos mientras que, a sabiendas de su soledad en la habitación, rebotan esporádicamente entre la puerta y la pantalla. Su dedo oprime el botón izquierdo del mouse sobre el botón rojo de la pantalla y el brillo inunda la cara de Esteban haciéndolo cerrar los ojos. Al oscurecerse su rostro, sus ojos se abren lentamente, temiendo lo encontrado en el computador. La página que muestra el computador es en su fondo negra, algunos elementos en movimiento de color rojo asemejan llamas y en los vértices superiores encuentra dos estrellas de cinco puntas invertidas girando sobre su eje. Sobre estas estructuras un texto en blanco que Esteban lee casi susurrando.

"El que acceda a esta página tema por su futuro. El que pretenda brincar la llama tendrá que asumir ser quemado por ella. El que entre a la hermandad encontrará un saludo caluroso y miles de favores conseguirá"

Esteban humedece sus labios mientras que los dedos de la mano derecha se rozan constantemente mostrando inseguridad en continuar. Sin pensarlo más se abalanza sobre el mouse y teclea sobre un espacio en blanco con una frase que indica "tecleé su clave". Sus dedos temblorosos escriben "Natas". La voz de Mariela interrumpe la meditación de Esteban sobre la clave - Esteban, ya esta servido, baje a almorzar.

Su mirada se dirige hacia la puerta cerrada y luego se desvía sobre la clave. Su dedo tembloroso, indeciso tiembla en el mouse. Un nuevo grito le hace estremecer - Estebaaan..

Sin perder más tiempo teclea sobre la palabra "Enviar" y luego aparece un nueva pantalla en negro y con un texto blanco que Esteban susurra - "Miembro de la nueva creación, Listo para determinar en tu prójimo las enseñanzas del maestro de la oscuridad"

Luego más abajo lee: - "Próxima reunión Salón Oval Centro Regional de Bogotá. Mañana recibirá la información completa de dicha reunión, mientras tanto encomiéndese a la oscuridad eterna"

Rápidamente cierra la página y apaga el computador. Sin hacer ningún tipo de ruido abre la puerta y se cerciora de no haber nadie en el pasillo bajo la escalera. Al observar el vacio, le da la espalda para evitar sonido alguno al volver a cerrar la puerta. Al darse la vuelta descubre en la puerta de entrada a su hermano Marlon que lo observa con mirada acusadora - Usted que estaba haciendo ahí. Ya sabe que mi papá le tiene prohibido entrar a su oficina.

- No yo... sólo estaba cerrando porque lo vi abierto y quería evitar la tentación.

- Si, como no. Lo hacía despacio y sin hacer ruido para no molestar a los zancudos, ¿no?

- Noooo, sino que si me ven cerrando la puerta muchos pensarían que estaba adentro, por eso no quería hacer ruido.

- Hujummm!!!

Marlon asciende a saltos la escalera mientras que Esteban lo ve subir. Esteban respira aliviado y sale para el comedor.

Al día siguiente Esteban sale de su casa con la maleta en la espalda rumbo al colegio. Se detiene en una esquina en donde era costumbre encontrarse con el bus escolar de Amanda. A lo lejos divisa su inminente llegada y la mirada furtiva de la niña que sólo conoce de vista. En el arribo obligado del vehículo por acción de un pare, él descubre tras la misma ventanilla el rostro suave de Amanda con una sonrisilla, acompañada de las sonrisas socarronas de sus amigas que le rodean siempre mirando a Esteban. Ella aprovecha la pequeña abertura de la ventanilla para, como siempre, arrojar un papelillo hacia Esteban, que lo recoge del suelo y se dispone a leerlo, mientras su mirada ve desaparecer el bus tras la esquina que marca el final del agradable encuentro.

Estando allí de pie, intentando leer la letra dispareja en el que descubre haber sido escrito con el vehículo en movimiento, sintió un dedo que le golpeó el hombro. Al voltear a ver, se encontró, con un joven algo mayor que él, de incipiente bigote, con la mirada casi perdida, totalmente vestido de negro y una camiseta que mostraba una estrella de cinco puntas invertida igual a las encontradas en la página de la secta que había visto ayer; en su mano izquierda un sobre de manila.

- Oiga llave, ¿usted conoce a la familia Arias? Me dijeron que era por aquí cerca.

- ¡Heee...! Claro... Claro... ellos viven en la segunda casa de aquí para allá.

- Listo, gracias.

Esteban, casi sospechando para quien era dirigido ese sobre, intenta esconderse y prestar vigilancia a los pasos de ese joven. Una vez detrás del muro de la casa de la esquina, observa como su hermano alcanza a salir unos dos metros de la puerta cuando es interceptado por el joven con el sobre. Mira como el joven le formula una pregunta y el asiente con la cabeza, le hace otra pregunta a la que el responde asintiendo y señalándose hacia el mismo con su dedo índice. El joven le entrega el sobre que llevaba y le parece gesticular algo a lo que responde su hermano moviendo la cabeza en signo de negación. El joven se levanta en puntas de pies para alcanzar la estatura de su hermano y le puntillea sobre el hombro con su dedo, casi gritando, luego se aleja. Su hermano, sorprendido lo ve alejarse y observa el sobre que ha recibido, lo abre curioso y al observar lo que contenía, avanza hacia una papelera de la calle y lo arroja allí sin detenerse. Esteban espera a que su hermano se aleje y corre rápidamente a la canastilla de basura para recuperar el contenido del sobre. Extiende una cartilla cuya portada es totalmente negra y en cuyo fondo se dibuja una estrella de cinco puntas invertida, la guarda sin perder tiempo dentro de su mochila y de nuevo acelera el paso.

El timbre ha sonado y los estudiantes ya se encuentran sentados en sus respectivos puestos; la profesora intenta cerrar la puerta cuando es interrumpida abruptamente por la mano de Esteban que se cuela con una sonrisa cómplice a la que la profesora responde con el movimiento afirmativo de la cabeza. Ella inicia la clase, mientras que Esteban se acomoda en una silla de las últimas, al lado de Camilo que le muestra por debajo de la silla un paquete enorme de globos; Esteban choca su frente con la palma de su mano comunicándole a Camilo el olvido. Sin hacer ruido corre su silla al lado de Camilo, abre su maleta mientras que susurrando le informa lo investigado en internet el día anterior - Ayer me metí en donde usted me dijo... Saca de ella la cartilla negra y se la pasa a Camilo que con los ojos muy abiertos la recibe casi tembloroso. Apenas la ojea cuando son interrumpidos por la profesora.

- Arias y Alvarez, parece que sus múltiples ocupaciones no les permite prestarme atención. Señor arias, tras de que llega tarde, llega a interrumpir la atención de su compañero.

Evitando ser descubierto por la profesora Camilo desliza cuidadosamente la cartilla entre su maleta.

- ¿Me podrías informar qué actividad les parece más importante que saber la respuesta de un factor común múltiplo??

Ninguno acierta a contestar - Podría volver a su puesto señor Arias... no... Mejor cambie de silla con Margarita. Gracias.

A la hora de recreo Esteban y Camilo se reúnen en uno de los rincones solitarios del patio. Camilo saca de entre su saco colegial, la cartilla negra y los dos acurrucados se disponen a leerla. Camilo toma la palabra siguiendo las líneas de la cartilla.

- Listo. Póngale cuidado a lo que dice: "El que trae la luz, astro de la mañana, Lucifer. Adversario shatan. El dios de este mundo, Belcebú, Belial. Angel despreciado por su magnificencia, aliado con los espíritus que atormentan al hombre y con los demonios del desierto. "

Los dos se miraron mientras que Esteban se mordía los labios. Fueron de nuevo sumergidos en la lectura por la fuerza de la curiosidad. Observaron como después de encontrar este texto se discriminaban las jerarquías del infierno. Cada uno de los demonios con nombre propio. Figuras extrañas que no tenían sentido para ellos. Describía a continuación la forma para hacer un pacto con el Diablo, leído casi susurrando y con voz trémula por Camilo - "Para lograr pactar con el diablo..."

Asustado cierra violentamente la cartilla y pega literalmente sus ojos con los de Esteban, que cubre la mitad de su rostro con las dos manos - Sabe qué hermano, no lea más eso... mejor mire la página de atrás para ver que dice.

Al abrir la última página, vieron como un papelillo se deslizaba hasta caer a sus pies. Esteban lo levanto y se dispuso a leer el contenido - "¡Bienvenido NATAS!..."

Lentamente levanta la mirada hacia Camilo - Yo puse la palabra NATAS como clave en la página de la secta.

- ¿Natas?... y ¿por qué NATAS?

- Pues como era satánica la página, pense en poner un nombre que vi en una película gringa de pandillas que pintaban en la pared y que decían que al leerlo de para tras decía SATAN.

- Huyy hermano usted esta loco, ahora lo van a llamar así...

- A mi no, a mi hermano.

- ¿A su hermano?

- No ve que puse su nombre y no el mío.

- Srrrrhhhhhh.... ...bueno y ¿qué más dice???

- Bueno... "Fecha de Iniciación: 19 de febrero del 2000"

- Es hoy... y ¿a que horas?

- "Hora: 4 pm.... Lugar: Salón oval Centro Regional de Bogotá"

- Es cerca al barrio.

Los dos con una mirada que delataba sus intenciones, fueron interrumpidos por el sonido del timbre de entrada, se levantaron y salieron corriendo a su salón.

Ya en la tarde los dos se reunieron en la esquina de la casa de Esteban y partieron hacia su conocido destino. Escondidos tras la ventana de una tienda, mientras simulaban tomar un refresco, observaban detenidamente la entrada del llamado Salón Oval en el Centro Regional de Bogotá. Entre el gentío que a esa hora recorría el gran Centro Comercial, era casi imposible reconocer la entrada fortuita y disimulada de los integrantes de tal secta. Al terminar el refresco y no haber obtenido ningún resultado favorable en su observación, los dos decidieron acercarse cuidadosamente a la puerta de ese Salón. Ya frente a la puerta la encontraron entre abierta. Esteban decidió asomarse por entre ese espacio mientras Camilo vigilaba. Los ojos de Esteban no podían abrirse más al encontrar en el fondo del muro de ese salón, un enorme paño negro del que pendía una estrella amarilla invertida, de cinco puntas. Todos los integrantes estaban cubiertos por túnicas negras, cuyas capuchas no dejaban ver sus rostros. Sus manos se extendieron hacia arriba y con palabras extrañas, iniciaron un cántico que lo estremeció aún más. El hombre parado frente a la audiencia de miembros de la secta, pronunció palabras en español que dejaron perplejo a Esteban.

- El gran insulto acometido hacia a ti, oh gran maestro del averno, nosotros, tus fieles sirvientes, lo vamos a castigar y tu magnificente nombre quedará lavado con la sangre del que se hace llamar: NATAS.

Los ojos de Esteban casi llegan a extremo de salirse de sus órbitas y su boca seca y muy abierta jadeaba incesantemente. No se dio cuenta de haber sido descubierto hasta que vio un rostro interrumpir el camino de su mirada. Con un rápido aliento de susto recordó que podía correr, se voltio empujando a Camilo y los dos desaparecieron del sitio.

Agotados los dos en la esquina de la casa de Esteban, tomaron sus rodillas para mejorar la respiración. Esteban intuitivamente giró la cabeza hacia la entrada de su casa y descubrió que frente a ella, pasando la calle, dos sujetos de vestiduras más formales que la del muchacho mensajero, pero aún de negro montaban guardia. La sorpresa fue tan grande que a empellones hizo esconder a Camilo detrás del muro, mientras que Camilo le repetía - ¿Qué?... ¿qué...? ¿Qué...?

Luego sus rostros humedecidos de sudor vuelven a aparecer, con sus labios ligeramente despegados y secos - ¿Serán de la Secta?

- Están de negro y miran disimuladamente hacia su casa. ¡Yo creo que si..!

- ¿Qué hacemos...?

- ¿Esperamos a que se vayan..?

- Ellos no se van a ir sin encontrarse con mi hermano.

- ¿Entonces....?

- Tal vez mi hermano ya llegó a la casa antes de que ellos llegaran.

- ¿Y como vamos a saber que llegó?

Esteban lo mira, a lo que responde Camilo con una mirada de sorpresa y negando con la cabeza - Creo que nos va a tocar ir a ver.

De la esquina salen los dos silbando con las manos en los bolsillos y pateando piedras, para disimular su llegada. Sus pasos son seguidos por las miradas frías de los hombres. Una vez frente a la casa los dos miran con el rabillo de sus ojos para verificar que los hombres no se han movido y arrancan a correr hasta internarse en la casa. Ya dentro de ella se asoman a escondidas por entre las cortinas - Espéreme aquí mientras que yo miro si está mi hermano.

- Listo.-

Esteban vuelve a bajar por las escaleras a tropezones y cae al lado de Camilo.

- No ha llegado. ¿Todavía siguen ahí?

- No se han movido para nada. ¿Y ahora qué?

- Hoy es miércoles, él llega a las 4 de la tarde, casi siempre.

-¿Entonces lo esperamos a que llegue?

- Yo creo que él llega a la entrada y esos tipos lo agarran y se lo llevan.

- ¿Y entonces..?

- Nos toco ir al paradero donde él se baja.

- ¿Y volver a salir donde están esos tipos?

- ¿Y qué hacemos? ¿Dejar que se lo lleven entonces?
- Hay Dios, ¿por qué me metí en esto?

- Ya no chille y camine

- Pero nos toca coger por atrás para confundirlos.

- Espere saco el balón de fútbol para disimular más.

- Listo, listo.

Una vez Esteban tiene el balón bajo su brazo los dos se deciden a salir. Caminan calmados sin mirar a los hombres, mientras que Esteban rebota el balón contra el piso.

Al alcanzar la esquina se cercioran de no ser seguidos y atraviesan el barrio rápidamente. Antes de llegar al sitio se ocultan tras una pared y esperan a que Marlon arribe, siempre atentos a la posible llegada de los hombres de negro.

Tras esperar por uno 15 minutos, Esteban ve parar una buseta que rutinariamente era utilizada por su hermano.

- Ya llegó, ¡camine!

Al alcanzar a su hermano a pocos pasos de donde se había bajado, Esteban lo toma por el brazo y lo hala.

- ¿Qué le pasa??

Marlon se zafa bruscamente de las manos de su hermano.

- No hable, escóndase rápido con nosotros.

- ¿Qué..? ¿A que están jugando..?

Antes de que Esteban pudiera responder, queda pasmado al ver como los hombres de negro, se encontraban a escasos 15 metros de donde estaban. Paralizados observan como avanzan hasta ellos decididos. Empujados por el miedo agarran con fuerza a Marlon que también se ha dado cuenta de la cercanía y asecho de esos hombres y sin comprender, emprende la huida guiado por su hermano y su amigo. La correría los lleva hasta una calle principal. Ya en la esquina en donde un semáforo los detiene, siente los fatídicos pasos muy cerca a ellos. Al enfrentar a trompicones los automóviles, logran salvar la avenida y colarse entre una oportuna buseta. Asomados por las ventanillas de ésta, ven como los hombres los despiden con una mirada de impotencia y desconcierto. Sin perderlos de vista Marlon interroga - ¿Qué fue eso...? ¿Por qué nos persiguen esos tipos..?

- Bueno... ¿quién va a pagar los pasajes..? - de nuevo la atención es desviada por la búsqueda de dinero entre los tres.

- Ya le pagamos señor... (Dirigiéndose a Esteban y Camilo) ¿Cuánto tienen ustedes?

Camilo saca de sus bolsillos unas monedas. Esteban sigue absorto en los hombres que a esas alturas habían tomado ya un taxi para continuar la persecución.

- No señor, nosotros nos bajamos aquí.

Marlon con el dinero en su mano junto con Camilo, lo miran intrigados, mientras Esteban se arroja sin que la buseta se detenga. De nuevo son empujados, sin comprender el suscitado comportamiento de Esteban, que escondido detrás de las ventanas de una cafetería cercana, pide que lo sigan. Una vez allí Esteban aclara su comportamiento.

- ¿Si ven ese taxi que viene allí...?

-¿El amarillo...?

- Hay como cinco y todos son amarillos, idiota... ¿Cuál...?

- Ese que viene detrás del camión.

- ¿Qué pasa con él?

- Ahí vienen los tipos esos.

Los tres clavan sus ojos en los vidrios de automóvil que empieza a estacionarse detrás del camión, esperando el semáforo. Son testigos de como los hombres salen agitados del taxi y se dirigen inquietos a la buseta en donde los vieron subirse.

- Tenemos que salir de aquí.

Mientras los hombres atropelladamente ingresan a la buseta, ellos escapan por la pared que da a la avenida, que provoca el cruce y el semáforo. Corren con todas sus energías sin mirar atrás. Esteban, Marlon y después Camilo, alcanzan la otra esquina y cuidadosamente se asoman para verificar. Los hombres bajan de la buseta mientras que el conductor les responde con injurias que ellos no alcanzan a oír; miran para un lado y miran para el otro sin encontrar rastro de ellos. Esteban, Marlon y Camilo respiran aliviados, sentados con su espalda contra la pared.

- Ahora sí... ¿por qué huimos de esa gente?

- ¿Se acuerda del tipo que fue a la casa y le entrego un sobre de manila?

- Sssi, si. El tipo me insulto porque yo no sabia de que me estaba hablando... ¿pero qué tiene qué ver él en todo esto??

- ¿Usted vio el sobre y lo que tenía adentro, no?

- Si, tenía una cartilla negra con una estrella al revés.

- Bueno, ¿y se acuerda cuando me vio cerrar la puerta de la oficina de mi papá?

- Si, ¿que estaba haciendo adentro??

- Camilo me había contado de una página de internet que era de satanismo que se ingresaba por yuhuú, pero necesitaba poner un nombre y puse el suyo. Creo que eso lo inscribió a usted en la secta satánica que maneja esa página, ahora lo llaman Natas y lo quieren matar.

- ¿Qué? Estúpido, imbécil, cómo se le ocurre jugar con eso. Espere que lleguemos a la casa y le cuente a mi papá haber como le va, pendejo.

- Bueno, ahora lo importante es salir de esto. No podemos volver a su casa, porque allá deben estar esos hombres - dice Camilo.

- ¿Y entonces que hacemos?

- No sé; lo único que sabemos es que se reúnen en el Salón Oval de Centro Regional, pero nada más. No sabemos quiénes son.

- Pues vamos y usted les explica que no tenemos nada que ver con ellos y que no queremos pertenecer a ellos y ya.

- No creo que sea tan fácil - dice Camilo mientras consume el poco calcio que le queda de los dedos.

- Oiga, Camilo vamos a su casa y allí pensamos, ¿listo?

- Pues sí, camine a ver.

Los tres se levantan no sin antes revisar la calle donde se perdieron los tipos y verificar que no se encontraban allí. Casi frente a la casa de Camilo, los tres que miran de un lado a otro intentan introducirse. La mamá le sale al paso a Camilo, antes de que el logrará abrir la puerta con su llave - ¿Qué son las horas de llegar, dónde andaba? Hace media hora unos amigos suyos están aquí esperándolo.

Los tres se voltean a ver sorprendidos. Esteban y Marlon, se esconden detrás del muro, mientras que Camilo intenta asomar su mirada por detrás del cuerpo de su mamá. Esteban desliza lentamente su cabeza por la ventana que da a la calle y descubre figuras de personas dentro, todas vestidas de negro. En ese momento la mamá es empujada hacia adentro, por una mano con un guante negro y Camilo a su vez es sujeto del brazo por otro igual, mientras éste patalea y grita. A la par Esteban y Marlon gritan con Camilo que los ve con los ojos muy abiertos, igual que su boca, mientras que es halado hacia adentro. Esteban y Marlon ven perdido a Camilo y no tienen más remedio que correr y olvidarlo. Al alcanzar la esquina descubren que de la casa de Camilo han salido otros dos hombres de negro que corren tras ellos. De nuevo se encuentran con el corazón en la boca. Están próximos a alcanzar la avenida principal, pero al cruzar la esquina se frenan al observar las siluetas de dos hombres de negro, que se encuentran al otro extremo de la cuadra, dándoles la espalda a ellos. La parada es tan súbita que resbalan y caen en el cemento. Los hombres se giran lentamente hacia ellos. Esteban y Marlon intentan levantarse y devolverse, mientras los otros dos hombres salen de la esquina. Están acorralados. Esteban observa que los primeros hombres de negro se asombran al descubrir a los otros dos del otro lado; en medio Esteban y Marlon. Los primeros empiezan una carrera hacia ellos; los otros, al ver esa reacción, también aceleran sus pasos hacia los jóvenes, que yacen tirados en el suelo. Esteban mira de un lado a otro, al igual que Marlon, intentando calcular cual de los dos grupos, llega primero a ellos. Era inminente; estaban perdidos; Esteban cierra los ojos e intempestivamente son halados del sitio e introducidos dentro de una camioneta, que arranca sin espera. Marlon y Esteban miran hacia atrás y observan a los cuatro hombres, enfrentándose entre ellos. Al girar y encontrarse con los sujetos que les salvaron de una segura muerte, descubren que ellos también están vestidos de negro.

- Lo que nos faltaba - Marlon susurra al oído de Esteban.

Esteban los mira y recuerda la escena que acababa de pasar. Los cuatro hombres a punto de echarles mano. Intenta recordar detalles, mientras que discute consigo mismo - Los hombres que primero nos descubren en la avenida se asustan al ver a los otros dos hombres. - mientras que por su mente pasan las imágenes de los hombres corriendo hacia ellos. No trabajan juntos. ¿Serán de diferente secta? ¿Pelean por unos nuevos integrantes? - su cerebro recuerda a los primeros hombres y descubre en sus camisetas las estrellas invertidas, mientras que los otros dos, los que salieron de la casa de Camilo no las tienen.

Esteban observa de nuevo la indumentaria de sus captores y descubre que ellos no la tienen tampoco. Su concentración es rota por la frenada súbita del vehículo, en el que se transportaban. Los hombres los levantan de las sillas de la camioneta y los introducen en una casa, en algún sitio de la ciudad. Una vez dentro, son recibidos sorpresivamente por Camilo y su mamá, que corren hacia ellos.

- ¿Que pasa? ¿No les han hecho nada a ustedes?

Esteban es interrumpido por una voz gruesa, que sale del interior de la habitación, con aspecto de sala.

- Siéntense, por favor.

Los cuatro se sientan en el sofá, que está frente al hombre que ha hablado - ¿Supongo que ya saben qué hacemos aquí?

Los tres muchachos se miran entre sí, sin comprender. El hombre parece leer sus miradas - Muy bien. Sabemos que Marlon Arias Meléndez ingresó a la página de la secta, a la una treinta de la tarde, del día 18 de febrero. Ahora, me podrían explicar, ¿por qué se metieron en esa secta satánica?

Marlon, Esteban y Camilo se observan inquietos. El hombre los vuelve a descubrir - Nosotros somos de la policía. Pertenecemos al grupo para desmantelar cualquier secta con tendencia satánica y que cuyo principio sea dañar a la ciudadanía. En otras palabras, venimos a ayudarlos.

Por fin respiran aliviados - Ahora sí, ¿por qué se metieron a la secta satánica?

- Bueno, fui yo - dice Esteban - y utilicé el nombre de mi hermano, para poder ingresar. Sólo lo hice por curiosidad.

- Ustedes deben aprender que hay cosas con las que no se puede jugar... ...Los hemos estado siguiendo desde que intervinimos la página en internet, para dar con los cabecillas de la secta. Ya descubrimos que ustedes no pertenecen a dicha Secta. Ahora queremos que nos ayuden a dar con los cabecillas.

- Ah, no. Ya no más. Es suficiente con ser perseguido y tener que correr, para que no nos maten - Asustado se niega Marlon.

- No van a correr peligro. Sólo nos van a mostrar el camino para dar con esos criminales. Tenemos a los dos hombres que los estaban siguiendo, pero no han querido decir nada por miedo. Sólo nos quedan ustedes tres para poder capturarlos.

Los tres se miran intentando encontrar apoyo entre ellos mismos - Si no quieren, no los vamos a obligar, pero no podemos garantizarles que puedan llegar a su casa sanos y salvos.

Tiempo más tarde Marlon y Esteban caminan hacia su casa y observan que no se encuentra ninguna persona frente a su casa y continúan. Antes de entrar, son asaltados por hombres que les cubren las cabezas con bolsas de tela negra. Son alzados e introducidos a un automóvil, que arranca rápidamente.

Esteban se encuentra acostado, atado y todavía con la capucha puesta. Alguien quita de su cabeza la bolsa que lo enceguecía. Al abrir los ojos descubre a su lado a Marlon también amarrado. Varios hombres con túnicas negras, salen de entre las puertas, que se encuentran a sus pies. Es un cuarto negro, iluminado por cinco velas negras, dos en la cabecera, otras dos en el centro de sus cuerpos y una a sus pies, dibujando una estrella invertida. A la cabecera de la improvisada cama de madera a la que están atados, un hombre asume el mando del grupo, iniciando una serie de cánticos en un idioma extraño. Luego descubre su cabeza, tirando su capucha hacia atrás - Estos hombres han manchado el nombre de la gran secta, que brinda sus servicios al maestro de la oscuridad. Ahora su nombre lavará la ofensa proferida a Satanás, dios del mundo y nuestro.

Otro hombre cubierto por una túnica negra sale de entre las sombras . Descubre su rostro antes los asustados jóvenes. – muy bien muchachos, era importante saber que no habían hablando con la policía. Ahora que estamos seguros será más fácil el sacrificio.

Marlon sorprendido reconoce el rostro y la voz, era el policía, ahora estaba seguro que no lo era.

De entre su capa el hombre saca una daga con varias curvas y mango labrado con extrañas figuras. La iza, amenazando con lanzarla hacia el pecho de los jóvenes amarrados. Esteban cierra los ojos, mientras que sus poros sudan copiosamente, esperando el golpe mortal.

Texto agregado el 22-06-2005, y leído por 270 visitantes. (2 votos)


Lectores Opinan
23-06-2005 Es formidable. ¡Me agradó también! compa
23-06-2005 Es formidable. ¡Me agradó también! compa
23-06-2005 Sí, escribes muy bien, pero sinceramente tu lectura es cansadora, quizás si no te fueras en detalles o actitudes tan simples de los personajes, tu escrito tomaría más fuerza y claridad. Saludos. Ojos_cerrados
23-06-2005 Igual. ¡muy bueno!. compa
23-06-2005 Sabes...para ser tan joven escribes endemoniadamente bien!... eres un cuenta cuentos y que maravillosamente lo haces, me ha encantado descubrirte... Besos y estrellas... Debbie
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