El Puñal
Tengo un puñal clavado en mi estómago y atraviesa todo mi cuerpo, solo veo el mango de madera tallada que sobresale como burlándose de mi mirada, un pequeño hilo de sangre baja por mi vientre, cuando sale es cálida pero al llegar a las piernas es totalmente helada, en mis pies termina su recorrido por el cuerpo para luego acabar coagulada a un costado mío. Es roja, brillante, espesa y duele con cada chorro que sale.
No sé como llego semejante puñal hasta ahí, no lo esperaba y mucho menos lo buscaba; solo apareció para quedarse. Su tallado mango es lo suficientemente hermoso como para querer dejármelo, sus curvas, su vientre exquisito, su simetría perfecta lo hace fusionarse con mi piel. Pero quiero sacármelo porque duele cada vez mas y no me deja moverme con fluidez. Hay momentos que me olvido que tengo un puñal clavado y me manejo libre y feliz, pero cuando menos me lo espero con su furia vuelve aparecer, recordándome que tengo que llevarlo conmigo y sufrir con su llaga. La hoja me imagino lo bella que también será, pero solo me quedo con mi suposición y mi deseo ya que ella no se deja ver, no se deja tocar y mucho menos conocer. Creo amarla, pero no me permite comprobarlo, resulta tan chocante y helada su hoja que a veces pienso que no existe y que su odio es en realidad un reflejo del mío. No quiero acostumbrarme a ella, me duele demasiado, me encanta su presencia pero ya comienza a vaciarme, a dejarme cada día que pasa con menos sangre en el cuerpo y estoy empezando a sentirme alguien tan frío y torturador como ella. A veces tengo mareos y mi magia se está desvaneciendo, cada órgano de mi cuerpo está siendo castigado y ya no funcionan en equipo; mi corazón que late demasiado rápido, el estómago que se me cierra y mi cabeza que ya no sabe lo que piensa. Creo que mañana voy a arrancarla de mí, hoy me encuentro muy débil para lograr tal cometido, y esta noche quiero que me siga lastimando un poco mas, por lo menos hasta que me venza el sueño.
Fin
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