EL BILLETE FALSO
En una mañana fresca, Magallys salió del ascensor del edificio de apartamentos donde reside y al recorrer el pasillo que conduce a la salida, se consiguió sobre una consola instalada en la entrada, un billete de veinte mil de los grandes, que a simple vista parecía ser tan real, pero al tocarlo y apreciarlo con más atención, se notaba que era una imitación, pues solo estaba impreso por una cara y de hecho, había que detallarlo muy bien para no confundirse.
La mujer diligentemente, tomó con regocijo y de inmediato el original billete y aunque se desilusionó, por un breve momento pensó, que sería interesante tenerlo, lo dobló con cuidado y lo deslizó por debajo de su blusa, aterrizando en los pliegues de su brassier que le sostenían sus abultados senos.
Salió silbando hacía la residencia de su ex-suegra, a quien le había prometido una visita, llegó a su destino y luego del saludo de rigor, comenzaron su cotorreo habitual, descargándose sus confidencias que solo fueron interrumpidas por la llegada de Gerardo, un hijo de la señora quien estaba desempleado por el momento.
La saludó con efusividad y se incorporó a la sesión y en un aparte, mientras su mamá se ausentaba para ir al baño, le susurró al oido a Magallys, con su acento capitalino:
.-Mira, estoy pelando y no son los dientes, ¿No tienes dinero para que me ayudes con algo?.-
.-Mira Gerardo, no tengo, porque salí apurada y solo pude hacerme del dinero para los pasajes.- le contestó muy apenada, pero de pronto se acordó del billete y pensó con picardía que……
.-Yo tengo aquí un billete de veinte mil pero tengo que pagarlos, si me prometes devolvérmelos antes de mañana por la noche, te los puedo facilitar.-
A Gerardo le brillaron los ojos como perro enamorado.
.-Mira, tú me conoces y sabes que yo soy incapaz de hacerte quedar mal.-. le dijo emocionado y ella, pensando en voz baja, se repetía que jamás se los prestaría, si se tratase de dinero real y sano mientras deslizaba su mano entre sus melones, para sacar el bendito billete.
Se lo entregó dobladito a su necesitado ex-cuñado quien , ni corto ni perezoso, tomó el “dinero” y se lo metió rápidamente en su bolsillo para que su mamá, no se diera cuenta del referido préstamo.
Salió disparado como impulsado por un resorte hidráulico y se dirigió a la panadería que estaba cerca de su residencia.
.-¿Cómo está Sr. Falone?- saludó al dueño del establecimiento con un cariño que hasta a él mismo le extraño y comenzó por tomarse un jugo de naranja y unos bocadillos de manzana que eran muy famosos en el negocio.
Comiendo hasta empalagarse, habló con el italiano hasta fastidiarlo y luego compró dos cajetillas de cigarrillos y ordenó para llevar, jamón y queso rebanados haciéndole la cuenta 17.500,oo.
.-Bueno, me queda algo para los pasajes y después ¡Ya veremos!.-
Sacó el billete tal y como se lo había dado Magallys y se lo entregó al Sr. Falone quien lo examinó e incrédulo le preguntó con sorna:
.-¿Qué pasa?
.-¿Qué pasa de qué?,le preguntó Gerardo desconcertado.
.-¿No crees que ya estás muy grandecito para la gracia?.- Le preguntó irritado, presentándole el billete falso.
Gerardo sintió que se le venía el mundo encima y de la vergüenza, balbuceaba o intentaba hacerlo, pero su cerebro no le obedecía, por la confusión y el caos mental que se le había creado y que no entendía.
.-Mira hermano, no comprendo porque este billete está así, pues apenas me lo pagaron esta mañana y seguro que debe haber una explicación.-
Aún sin aliento, pudo responder el abrumado Gerardo, quien se disculpó y prometió regresar a cancelar lo ya consumido y se dispuso a devolver, lo que antes había ordenado.
Cuando llegó a su casa, más rojo que un pimentón maduro, buscó afanosamente a Magallys, quien en un histérico ataque de risa que le duró más de dos horas, se ahogaba cada vez que lo miraba.
El hombre se sintió impotente y al acordarse de la cara del italiano de la panadería, se le encendía más su cara enrojecida, por la rabia.
Al final, Gerardo tan solo atinó a decir, meneando la cabeza de un lado a otro:
¡Que de Bolas!
|