Se da la creencia que desde el principio de los tiempos de nuestro mundo los dioses y los demonios se sentían complacidos de haber creado, tanto bellezas, como aberraciones.
Se podría decir que había quedado de acuerdo para equilibrar a nuestro mundo. Lo hicieron bien.
Pasaron siglos y milenios y todos ellos sentían que necesitaban un nuevo reto. Algo realmente difícil de crear, algo que fuera bello, pero monstruoso a la vez.
Una noche, Jehová, Zeus, Buda, Quetzalcoatl, Azgar, Satán, Ares y Xhólotl se reunieron en un lugar que hoy desconocemos para llevar a cabo un reto.
“Hemos creado la tierra. Flora y fauna. Elementos. Vida y muerte. Hemos creado luz y oscuridad. Hemos creado el balance perfecto”- Mencionó Quetzalcoatl.
Solo nos ha hecho falta crear un objeto, ser, cosa, lo que sea que sea capaz de ser hermoso, grotesco; inteligente, estúpido; humilde, engreído; imaginativo, destructivo; defensor, agresivo; comprensible, vengativo; odioso, amoroso; sabio, ignorante; equitativo, déspota; idealista, apático; optimista, pesimista; valiente, cobarde; civilizado, primitivo; abierto, fascista...
-Que sea igual a todos nosotros- mencionó Buda interrumpiendo a Ares.
-No será fácil- Agrega Xhólotl – Pero habrá que intentarlo.
Tendría que nacer con virtudes divinas y defectos demoníacos.
-Un ser que sepa matar y a la vez amar- exclama Azgar.
-Un ser que acepte sus errores pero, que a la vez, sea lo suficientemente cobarde como para no confesar sus pecados- piensa en voz alta Jehová.
Y, ¿qué esperamos?- dice Quetzalcoatl.
Xhólotl les sugirió que tenga la forma de los dioses. Que tenga enfermedades como los animales.
Todos lo vieron como una excelente idea. No tardarían en trabajar sobre este.
-Que sea capaz de reproducirse sabia y estúpidamente- agrega Zeus.
-Un macho y una hembra- sugirió Jehová.
-Con fisionomías casi animales- menciona Quetzalcoatl.
Finalmente los crearon.
Satán mencionó un detalle:
“Que no lleven ropajes. Tendrán que ser lo suficientemente listos para saber que vestirán y calzarán”
Los vieron. Ya creados.
Ya estaban listos pero solo hacía falta un pequeño detalle.
-¿Cómo los llamaremos?- Mencionó Zeus.
Dioses y Demonios pensaron miles de nombres pero no concordaban o eran demasiado largos.
Azgar los vio fijamente. Satán le seguiría.
Al final, los faltantes harían lo mismo.
En silencio, todos recordaron como los querían crear; sus virtudes y defectos; belleza y aberración; el error perfecto.
Con una profunda mirada, con la frente en alto, y con toda su sabiduría; en coro, al mismo compás, ellos dijeron:
“Humanos” |