UN ÁNGEL A LA HORA DE LAS DESPEDIDAS


Eran fragancias y pétalos mejores
suavidad de manos artísticas
que presagiaban el lado oscuro
de esa luna sin amarras.

Una música distante se oye
cuando cae a sus pies la corona de flores
majestuosa...

Una tarjeta negra tiembla
como hoja suelta
sin sentencias, sin dolores.

Él parece que la mira
con la distancia del tiempo
que separa la vida
envuelto en esa seda tan blanca
que cubre a los muertos.

Ella lo mira con una sonrisa seca
con rostro de naufragio
ése de mariposas sin alas,
de un otoño maldito
de lluviosos paisajes
con promesas de nunca más,
hasta el rito sangriento
en el equinoccio
que dejará correr su sangre
para inventar raíces de pies ajenos
en la esquina de latitudes
sin mañanas , sin regresos.

Parece que un ángel los espía
en esta hora cuando el viento
arrastra la calma discreta
en las despedidas.

FATAMORGANA
Patricia Lara Arriagada