-Puede pasar, señorita Calvo.
-Gracias- replico amablemente mientras entro al comedor que tengo adelante. Miro nerviosa la sala antes de dar otro paso, lo hago para verificar cada milímetro al que tengo que enfrentar. Respiro tranquila al saber que a nadie le haya importado que yo llegue. Trato de sentirme cómoda en aquel lugar, pero se me hace difícil, las luces blancas que cuelgan del techo no me dan seguridad alguna. Todo ahí parece inmaculadamente limpio y me hace sentir sencillamente sucia.
-¿Quisiera jugar a las cartas?- me pregunta alguien y me hace pegar un respingo. Lo miro y me señala un asiento libre en la mesa. Afirmo con la cabeza y me siento. Varias personas ahí me miran de una forma distante, como si yo estuviera varios metros de ellos y no a simples centímetros. Una señora me mira directamente y me sonríe, pareciera darme una bienvenida, pero inmediatamente después golpea con su puños la mesa y hace que todos miren hacía las puertas por donde yo acababa de llegar. Varios hombres vienen y se la llevan, quisiera impedirlo pero ahí todo parece ser ya una rutina, y todos en la mesa se disponen de nuevo a mirarme. Yo quito la mirada mientras miro hacía la ventana. Segundos después los oigo a todos reír.
-¿Qué ha pasado?- pregunto abrazando mis brazos.
-Camila ganó el juego- me contesta mientras mueve las manos como si recogiera algunas cartas.
-¿Qué hace?- exclamo mirándolo a los ojos.
-Reparto las cartas- contesta sencillamente mientras tira a todos en la mesa lo que parecían ser cartas, pero ahí no había nada. La que parecía ser Camila tira una carta y le dice:
-Dame otra.
-Camila tu sabes que así no son las reglas del juego- Camila refunfuña y se levanta de la silla, maldice y tira sus invisibles cartas al suelo. Otros de la mesa se tiran al suelo a recogerlas y cuando veo sus manos aun no logro ver nada.
-¡Pero están locos!- grito mientras me pongo de pie.
-¿No crees que deberías hacerte esa pregunta a ti misma?- me dice mientras alguien grita: ¡Gane! Y se aleja de la mesa corriendo.
-¿Y que se supone que significa eso? – y antes de que pueda responder me agarra de un brazo y me señala mis muñecas. Trato de correr pero su poderosa mano me sujeta, miro mi propia mano y grito. Me siento en el suelo y lloro. De nuevo varios hombres entran pero esta vez me sujetan a mi. Trato de impedirlo pero uno de ellos me inyecta en el brazo. Todo se vuelve borroso, pero aun recuerdo ver las grandes cicatrices que habían en mis muñecas y las vendas que yo misma mordí para quitármelas. Ya casi dormida oigo las risas de Camila al parecer había ganado una vez más.