Soy taxista y en uno de esos momentos aburridos que tenemos algunos de nosotros en su trabajo, presencié una persecución policial y por curiosidad me involucré en la misma notando como la patrulla perdía al maleante por lo que le imprimí más velocidad a mi vehículo y casi logré darle alcance, pero al final también lo perdí.
Al regresar al sitio de mi trabajo, le conté a mis compañeros sobre la situación vivida haciendo muchos alardes y exagerado un poco sobre la persecución.
Había un cliente esperando y cuando escuchó mi relato me dijo:
-Señor, soy oficial de policía y quiero que me acompañe a la estación para rinda una declaración detallada sobre el hecho.
-Bueno, pero le manifiesto que yo no tengo nada que ver con esto-el nerviosismo se apoderó de mi
-No lo dudo, pero usted nos puede aportar detalles interesantes para esclarecerla situación. ¡No se preocupe!
Estuve en la estación por más de doce horas en un interrogatorio con mucha presión.
Al salir, luego del susto juré que más nunca haría otra persecución semejante.
Texto agregado el 18-06-2005, y leído por 611
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Lectores Opinan
24-10-2012
Lo mejor es la lección. Saludos felipeargenti
07-09-2007
Pero si uno es el del problema; ahi mismo lo capturan; sea pequenno o grande el problema.
Muy realista y eso te pasa por bocon. alegreincer