Mientas la neblina nos cubre
y nos envuelve entre la dulce agonía de la luna
quisiera rozar con mis labios tu piel desnuda
y sentir tu aliento recorrer mi espalda.
Mírame a los ojos por última vez,
necesito creer que estarás por siempre junto a mí,
acompañándome en estas largas noches de serenas pesadillas.
Cuando las aves dejan de cantar,
cuando un manto oscuro baña el cielo,
cuando una leve brisa se funde con tus palabras y las mías,
cuando cierras la puerta y un suspiro se escapa de mis labios,
rodeo tu cuerpo con mi presencia, tal témpano de melancolía.
Tú eres mi sostén,
eres mi Aradia en la cual me puedo perder,
eres mi verdad,
lo eres todo para mí.
No dejes que las hojas de otoño cieguen tus ojos
ni dejes que los pétalos de una flor marchita
caigan sobre tu piel sin poder recorrerla yo primero.
Deja que tu esencia me acompañe aún sin estar a tu lado
ya que en ella mantienes todo tu ser
y es él el que me hace sentir infinitas sensaciones,
ese dolor que quema, esa tortura de vivir que asfixia,
esa muerte en vida, esa soledad en compañía…
Toma mi piel pálida y fría, necesita de tu calor.
Toma mi alma, está encadenada a la tuya.
Toma mi vida, ya te pertenece.
Toma mi sangre, gotas de mis recuerdos
para eternamente ser uno… te amo…