En ese aspecto somos iguales: siempre buscando que alguien nos quiera, que alguien note el brillo de nuestros ojos ante cualquier detalle. Sin embargo, también nos parecemos en que nunca lo conseguimos.
Tal vez pos eso estuvimos juntos; pensábamos que, estando ambos en la misma búsqueda, encontraríamos juntos esa atención y el cariño de uno al otro. Grave error. Esperamos mucho, yo de ti, tu de mi. Y encontramos lo que podíamos dar y nada más.
No te guardo rencor, no te equivoques. Lloré, sí, es verdad, pero encontré en ti el reflejo de mis propios temores y te agradezco esa revelación.
Pero hay algo que envidio de ti, algo que necesito y que ya no puedo pedirte; tu decisión por no mirar atrás, de tratar por todos los medios de salir del agujero en que de un momento a otro te encontraste cuando nuestra burbuja se rompió. En cambio yo, como la mujer de Lot, vuelvo siempre la vista atrás, siempre recordando lo que dejé atrás.
Tú, en cambio, al vencer ese agujero, vuelves a nacer de ti mismo, vuelves a tener fuerzas cuando estas se extinguieron. Vuelves a ser quien yo quise ser |