Eres la musa ausente de mis obras más sentidas y fundamentales,
te esculpo la imagen a cada paso,
te pinto la sonrisa a cada trazo, diosa de mi mar,
le doy forma a tu figura en mi mente soñadora de verte concluida,
dispuesta ante mí, diva de mi andar,
puedo elegir un material cualquiera para hacerte tangible,
mientras te plasmo con estas manos que aún conservan
tu forma al manejar cual mármol tu efigie.
Gravitas como la música que rodea tu ausencia
si te mantienes inacabada pero presente,
fundamentas todos estos intentos por cristalizarte
y fraguar con ello tu alma atrapada en esa esfera
que he creado para ti, irrompible, eterna y luminosa
burbuja traslúcida para que todos los ojos te miren,
o te admiren como lo hago ahora yo.
¿Cuándo dejarás de ser un sueño?
¿Cuándo llamarás por mí?
¿En que preciado momento tornarás realidad
todo este sueño de venirte creando?
Eterna si te quedas lejos de mi alcance, sin venir.
Eres hoy la musa de mis obras más tristes sin tu compañía,
el motivo de venir sobreviviendo mientras me marche de aquí,
en que cada día me levante del sueño que te dibujo por las noches
al contigo en los ojos dormir, y despertar con ganas de darte un nuevo
esbozo creador amoroso, que te de la forma más querida, sin ti para verme,
fabricarte un mundo donde quepa tu nombre y el mío, y te quedes para siempre...
Cuando muera habré terminado mi obra al volverte inmortal, aunque nunca hayas estado aquí, conmigo.
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