Para poder analizar a este director, en un principio debo referirme a las dos películas que he visto de él: “Trainspotting” y “Exterminio”.
Danny Boyle, tras haber dirigido un par de películas antes, nos sorprende en el año 1996, con Trainspotting, una película que nos crea los bocetos del “sector más abandonado y marginal de la resaca conservadora en la Europa post moderna”; una película que demuestra que puede existir un cine sobre drogas sin caer en absurdos mensajes; una película sobre almas en pena, pero que no busca la piedad del espectador.
En fin, Irvine Welsh, quien es el guionista, y Danny Boyle, director, se asocian en una época en que al parecer el cine era aún un tanto conservador y logran plasmar una historia que según lo que dicen algunos es un estilo un poco video clip, que cuenta con larguísimos planos con bandas sonoras y repetidos planos secuencia en cámara fija, en que los personajes se pasean ante el encuadre formando distintos tipos de planos.
Por otro lado, el tratamiento de la historia y de los personajes, es, a mi juicio muy bueno, ya que retrata personajes a los que no es muy difícil encontrar, como el “malo con buen corazón” (Renton), “el malo con mal corazón” (Sick boy), el “bueno con buen corazón” (Tommy), el “tonto” (Spud) y el “malo malísimo” (Begbie). Personajes que comparten una gran historia que desenvuelve y aflora lo malo y bueno de ellos: la DROGA. Incluso la moraleja final, que nos reconcilia con la sociedad después de hora y media de pesadumbre social, no desentona en una película como esta, precisamente porque desde el principio queda claro que dentro de Renton hay algo diferente.
Luego Exterminio; en el nuevo siglo (XXI), realiza una película que al parecer es de bajo costo, ya que en ella experimenta en el cine un tanto terrorífico, sin grandes estrellas, con cámara digital y sin tan importantes efectos especiales. Es así como esta película alberga un aspecto un tanto paradójico, ya que en ella confluyen un sabor un tanto documental y también el irreal; nos muestra los rasgos más bajos de la raza humana (esto retratado en el accionar de los militares), elemento común con el anterior largometraje mencionado.
La música utilizada de pronto resulta, ya que logra hacernos sentir a grosso modo climas de temor y de melancolía, por ejemplo aquel “Ave María de Gounod versión pop” (que aunque a mí no me gustó aquella versión, ya que creo que rebaja aquella bella obra musical) se acerca a la tristeza de la soledad en la ciudad.
Ahora, me parece que en realidad lo que se dice de que las personas se van convirtiendo en Zombis, creo que “no a lugar”, ya que de Zombis no tienen nada, en realidad son (y lo dice la película), personas infectadas por un virus que se transmite por la sangre y la saliva, el cual, recorriendo el torrente sanguíneo, infecta al sujeto y le hace adoptar algo así como “La Rabia”. A fin de cuentas esta película nos narra el continuo enfrentamiento, de un grupo de primates contra “otro”.
Lo que sí rescato, es que toma aquel problema de la infección como un tema solo particular, no global, lo que resulta que la película sea un tanto más creíble. Pero hay algo que se nota demasiado: el auspicio de PEPSI, creo que fue muy marcado.
Ahora si puedo analizar a Danny Boyle, y es que lo que me dejan estas dos películas, es el sabor de exterminio en cuanto a la gran pérdida de FIRMA del director desde lo magistral de Trainspotting a lo Hollywoodense de la mal llamada Exterminio (en realidad se llama "28 días después"). Se pierden los grandes planos secuencia con cámara fija, se pierde la iluminación, se pierde la real credibilidad de la historia, se pierde al gran final muy Europeo de la primera (a mi juicio el buen tipo de final), se pierde el que no le tengamos pena a los personajes, se pierde el doble discurso del ser humano frente a la sociedad, se pierde a fin de cuentas el director. Lo que me pasa con Exterminio, es que si no hubiese visto los créditos y no me hubiesen dicho quién era el director, jamás hubiese notado que era Danny Boyle, aquel que me había hecho volver a plantearme la vida con aquel largometraje magistral de 1996. Pasa que en Trainspotting, este director crea un nuevo lenguaje en torno al cine, un nuevo discurso frente a la sociedad, un continuo ensamble de elementos narrativos y técnicos para crear una historia totalmente real, que nos sitúa en un acontecer que sin lugar a dudas nos intenta absorber. “Trainspotting”, es un conjunto de lenguajes cinematográficos, mientras que “28 días después” es una común película Yanqui muy parecida a la típica película de intento de terror.
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