Los minutos,
océano de dagas espantadas
clavan palabras sobre insectos.
Irredento,
el relieve de tu labio reza sabio
por querer dejar el odio eterno.
Sumergidos,
unos dueños del martirio
de pecados suspirados y lejanos.
Otro invento,
la escalada de tu falda en la vidriera
enterrado mi silencio sin horario
vacio de penas nobles la alacena
pirateando, demasiado naufragados
carne en llamas, vivando suertes.
Osado calvario, Perfumito de musas,
vuelo voraz, luciérnaga ilusa.
va cayendo el recuerdo de otra ruta
y un blues eterno,
y un sueño inquieto,
y un miedo nuevo.