Puedo seguirme engañando, tapando mis propios ojos.
Puedo continuar besando los labios que me derriten.
Puedo acariciar la piel, que estremece la mía.
Puedo ver la sonrisa que me quita el aliento, y le da luz a mi día.
Puedo seguir escuchando un “te amo” cada día.
Puedo tener diariamente, tu amor y tu compañía.
Pero cuando te des cuenta,
cuando por fin te despiertes, y la añores a ella,
cuando veas en mí su rostro, y te preguntes por qué,
te darás cuenta que es ella, a quien besabas en mis labios,
y que en mis ojos veías, sólo el brillo de los suyos.
Sabrás que era su nombre, el que querías pronunciar.
Y que no era mío el cuerpo, que deseabas de verdad.
Es cierto, mi miedo se acabará, ya no viviré pensando que aquello puede pasar.
Pero eso no es un alivio, porque aquella pesadilla que me ha atormentado siempre, será desgraciadamente, ahora mi realidad. |